Una rosa para May by R. Cherry

Una rosa para May by R. Cherry

autor:R. Cherry [Cherry, R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-02-01T05:00:00+00:00


15

—¿Me abres? —pregunta al verme asomada por la ventana—, ¿o bajas tú?

—Bajo.

Cojo el bolso rápidamente, la chaqueta y salgo de casa, cerrando con llave. Ketty se ha quedado gruñéndole por una de las rendijas que quedaban abiertas. Esta cachorra no tiene remedio, parece que la ha tomado con él después de lo ocurrido y no va a volver a ser agradable nunca más. Debe de habérsele quedado grabado en la memoria perruna que tiene, o algo así.

—Estás guapísima —me dice nada más verme aparecer tras la puerta.

Sonrío colocándome un mechón tras la oreja, a la vez que le observo de arriba abajo. Su look me gusta aún más de lo que creía cuando le he mirado desde la ventana. Se coloca el casco en el brazo y de una mochililla que cuelga del manillar, saca otro precioso, de color rojo brillante con una rosa blanca dibujada en la parte superior.

—Vaya, ¡qué bonito!

—Es para ti, exclusivamente para ti. —Sonríe.

—¿Para mí? —pregunto alucinando—. ¿De verdad?

Asiente fijando sus ojos en los míos, son tan profundos y oscuros que hacen que sienta incluso un escalofrío.

—Es precioso… Yo…

—Me apetecía hacerte un regalo. —Sonríe—. Para compensar lo ocurrido el otro día con la comida, ya sabes. —Me guiña un ojo.

—Muchas gracias, de verdad, me encanta. —Le agradezco—. Pero, no… No puedo aceptarlo, Drew.

—¿Cómo que no puedes? —pregunta alzando el tono.

Su voz cambia, tornándose ligeramente grave y dura, más de lo que ya lo era. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza, parece que no le ha sentado nada bien lo que le he dicho.

—Eh…

—¿Qué?

—Me sabe mal que te hayas gastado el dinero en un casco tan bonito como este para que vaya contigo en la moto… No sé.

—No es ninguna molestia, María —contesta tajante.

Suspiro, este hombre me va a volver loca de un momento a otro, pasa de estar fenomenal a enfadarse en un microsegundo. Niego con la cabeza, espero que se tranquilice o la cena no va a ser muy agradable.

—¿Es que acaso vas a rechazar el regalo que te estoy haciendo? —cuestiona entre dientes.

—No, ¡claro que no!

Aunque tampoco me queda otro remedio. Hace que me sienta mal, pero no puedo evitar ser sincera y decirle lo que pienso, si me callara acabaría estallando. No puedo guardarme las cosas así sin más.

—Entonces, nos vamos.

Me da un casto beso en los labios, me guiña un ojo y se pone el casco, esperando a que haga lo mismo. ¿Cómo puede cambiar su humor así como así? Los nervios empiezan a tomar el control de mi cuerpo. «Nunca he montado en moto, y espero que no sea la última», pienso. Dejo ir un bufido, intentando encontrar la valentía que ahora mismo se ha disipado, y que no encuentro.

—Vamos allá —se escapa de mi boca.

Recojo el pelo en una coleta muy baja, lo suficiente como para que no se me vaya para todas partes. Me pongo el casco y cruzo la cinta de mi bolso para que no salga volando y se caiga. Subo a la moto, veo cómo Drew me observa por el retrovisor, no aparta los ojos de mí.



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