Un tropiezo inesperado by Andrea López

autor:Andrea López [López, Andrea]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Intriga, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2023-12-11T00:00:00+00:00

Capítulo 13

Lo que la lona esconde

Roi

—¿A dónde vamos? —Quiere saber Iria, que camina a mi lado.

—Quiero enseñarte algo —respondo en tono misterioso.

—¿Algo? ¿Qué algo? —insiste.

—Ahora lo verás —aseguro dirigiéndome al garaje de la parte posterior de la casa de mis padres.

—¡Pero mira que te gusta hacerte el interesante! —⁠me acusa resoplando.

Suelto una carcajada mientras la observo por el rabillo del ojo y siento como la sensación que ella provoca en mi pecho cada vez que está cerca aumenta de forma incontrolada.

Los sentimientos que desata en mí son complicados de explicar. Calidez, ternura, un enorme deseo de protección y deseo, mucho deseo.

Mis hermanos no mentían cuando dijeron que hasta ahora nunca había traído a ninguna chica a esta casa. Eso no implica que haya sido un monje ni mucho menos. He tenido relaciones, y no pocas, aunque reconozco que la mayoría han sido cortas. No obstante, no es una cuestión de tiempo, sino de que con ninguna de esas mujeres me sentía tan cómodo como para introducirlas en mi círculo familiar, mi núcleo duro, mi zona de seguridad.

Con Iria fue diferente; desde el momento en que se ofreció a venir, lejos de sentirme incómodo o agobiado al pensar en su presencia durante el cumpleaños, imaginármela aquí, conmigo, me hacía sentir bien. Sin embargo, bien se queda muy, pero que muy corto para describir el maremoto de sensaciones que lleva vapuleándome por dentro desde que llegamos.

Estas personas son las más importantes de mi vida y, al verla encajar con ellos como una más, como si llevase toda la vida a nuestro lado, he sentido como si de repente una pieza suelta que ni siquiera sabía que me faltaba hubiese encontrado su sitio, encajando y poniendo a pleno rendimiento mi corazón, el cual, por lo visto, estaba incompleto y aletargado.

Tenerla conmigo ha resultado cómodo, natural y tan emocionante que he disfrutado de cada segundo a su lado. Tanto que no me apetece separarme de ella llevándola a casa, tanto que siento la necesidad de crear un nuevo momento junto a ella, un recuerdo al que aferrarme si, llegado el caso, cuando todo esto termine, nos separamos.

Porque no soy imbécil, soy consciente de que la atracción es mutua, pero no sé si lo que ella siente va más allá. Sobre todo, teniendo en cuenta que acaba de pasar por una situación complicada y que la forma en la que nos conocimos no fue la más fácil ni convencional. Aun así, si hay algo que tengo claro es que no quiero perderla, no cuando la acabo de encontrar.

Fijo la mirada en ella durante unos segundos y alzo las cejas repetidas veces, con aire socarrón.

—No es que me guste hacerme el interesante, es que soy interesante —⁠recalco, deteniéndome ante la puerta de metal.

—De eso no tengo ninguna duda —⁠responde con ironía, negando con la cabeza.

Me encojo de hombros y le guiño un ojo antes de abrir la puerta, encender la luz y acceder al interior.

Este garaje no se usa demasiado, ya que mi padre tiene la

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