Un amor accidentado by Maria Tiznado

autor:Maria Tiznado
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2015-04-19T00:00:00+00:00

Capítulo VII

Jack Despertó en la mañana con la dulce sensación de una caricia sobre la piel. Se removió entre las sábanas, perofingió seguir dormido, en espera de una respuesta ante la calidez sugerida por las manos de Sofía, quien, consciente de la brevedad en que se hallaba envuelto el paraíso por el cual se había rodeado, no desaprovechaba la más mínima oportunidad de contemplar el rostro de su amante, templado a lo largo de los años por los constantes golpes de sus rivales.

Jack la inspiraba con ternura. A su lado era Eloísa, seducida por el desdichado Abelardo, representantes de un romance tan hermoso como poco duradero. Junto a Jack había pasado a convertirse en la protagonista de su propia novela de amor,y vivía la tragedia de ver terminar una historia cuyo final parecía premeditadamente escrito.

Con la yema de los dedos repasó cuidadosamente la curva de los anchos hombros, el contorno de los brazos, la mano que descansaba quieta sobre el abdomen de arquitectura perfecta, el pecho que subía y bajaba con ritmo acompasado, luego el cuello y, finalmente, su rostro de príncipe gladiador, encantador hasta en los menores detalles. Se acostó al lado de su oreja y susurró, con la seguridad de un hereje que blasfema.

—Te quiero, Jack.

Sofía pronunció las palabras en español, pero Jack entendió de inmediato el sentido que guardaban. Hace dos meses aquella confidencia habría sido suficiente para sentirse tentado a levantarse y huir lejos, pero mientras permanecía tumbado en la cama fingiendo dormir se encontró a sí mismo demasiado cómodo con su situación para intentar abandonarla. Sofía ejercía sobre él una influencia narcótica. Cuando se encontraba a su lado sentía un bienestar que le resultaba difícil de entender, como si ella lo complementara. Al principio había pensado que le sería suficiente tenerla una vez para liberarse de su imagen, que se mantenía estática en su cabeza, pero si de algo estaba seguro era que a partir del encuentro previo, su necesidad de acortar la distancia que los mantenía lejos uno del otro había aumentado considerablemente.

No podía recordar una relación que le hubiese dejado más satisfecho. Sofía había pasado de ser una simple conquista a convertirse en algo de mayor trascendencia en su vida. No podía recordar una sola ocasión en que una mujer estuviera con él, no por quien era, sino por sí mismo. Esto lo asustaba, pero también alimentaba un sentimiento que le resultaba difícil de descifrar. Todo lo que sabía era que necesitaba proteger a esa mujer; del mundo, de la prensa y de sí mismo.

El día había amanecido nublado y con llovizna, perfecto para quedarse en cama y dormitar un rato. Jack se quedó acostado otro rato. Sofía no deseaba que su declaración fuera descubiertay él no iba a ser quien la pusiera en evidencia, además, escuchar y aceptar una confesión de amor ponía de manifiesto un compromiso de su parte que aún no estaba listo para tomar.

Ese día no se quedaron en casa. Desayunaron juntos en un pequeño restaurante cercano que Sofía conocía bien.

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