Sorprendida by Raine Miller

Sorprendida by Raine Miller

autor:Raine Miller [Miller, Raine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2013-01-01T05:00:00+00:00


Capítulo

13

Ethan me tomó en brazos. Levanté la mirada y sentí esa ola de emoción de nuevo cuando sus ojos azules se encontraron con los míos. Le amaba tanto que entendía lo que se decía del miedo. Había oído a otras personas hablar sobre ello. Lo había leído en libros. Ahora lo comprendía. El miedo que sientes cuando por fin entregas tu corazón a otra persona. Te hace muy vulnerable ante la pérdida. Si nunca amas a nadie, entonces no te herirán cuando no seas correspondido o cuando te abandonen.

Yo por fin tenía la experiencia práctica para comprenderlo.

Era un asco.

Ethan sintió lo que acababa de averiguar. Creo. Me estudió con sus intuitivos ojos, que se veían muy azules en ese momento, y agachó la cabeza para besarme. Me besó frente a la ventana mientras me tenía desnuda en sus brazos. Me derretí en él y sucumbí a mis malditas emociones.

Me llevó a través del vestíbulo hasta la habitación y se separó del beso para dejarme sobre la cama. Entonces me vio.

—Oh, nena…, no llores —susurró al tiempo que me acariciaba la cara y se acomodaba a mi lado.

No podía evitarlo. Había demasiado guardado en mi interior como para dejarlo ahí.

—Es solo que te quiero tanto, Ethan… —Sollocé, y entonces cerré los ojos en un intento de escapar un poco de mis emociones.

Él tomó las riendas de la situación, echándose sobre mí para que nuestros cuerpos se alinearan de la cabeza a los pies, y comenzó a besarme. Por todas partes.

—Yo te quiero más —me susurró mientras sus labios seguían el rastro de mis lágrimas y las borraba. Continuó hacia la mandíbula, el cuello y la garganta, y el cálido tacto de su lengua sobre mi piel me proporcionaba algo de fuerzas para controlar mis ansias de llorar—. Sé lo que necesitas y siempre estaré aquí para dártelo. —Su mano subió para sumergir los dedos en mi cabello mientras su boca me agarraba un pezón y me lo lamía. Y así, sin más, me llevó a otro mundo. Un lugar donde yo era valiosa y donde podía olvidarme de la época en la que no me atrevía a soñar con ser querida así.

Ethan jugueteaba con la lengua en mis pezones, pellizcándolos con los labios, tirando de ellos y endureciéndolos hasta dejarlos ligeramente doloridos a la vez que me agarraba el cabello con fuerza. Al tirarme del pelo se me arqueaba el pecho hasta que se encontraba con su boca. Necesitaba lo que me hacía, lo necesitaba tanto…

Cuando apartó la cabeza de mis pechos, protesté por la pérdida de su boca y el placer que me daba. Ethan quería mirar lo que me hacía con las manos. Le encantaba mirar nuestros cuerpos durante el sexo. No había ni una parte de mí que no hubiese visto bien o no hubiese tocado de una manera u otra. Me daba confianza cuando me miraba y sabía que le gustaba lo que estaba viendo.

—¿Te gusta cuando te lamo tus preciosas tetas y hago que se te endurezcan los pezones? —preguntó mientras me tiraba del pelo.



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