Snuff by Chuck Palahniuk

Snuff by Chuck Palahniuk

autor:Chuck Palahniuk [Palahniuk, Chuck]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2007-12-31T16:00:00+00:00


17

EL SEÑOR 600

El tío con pinta de chulo está rajando por el móvil cuando se le va la pelota. Ese tío con pinta de chulo que lleva el pelo negro repeinado hacia atrás y engominado para cubrir su calva, mostrando un espacio enorme de frente alta y blanca, está rajando de opciones de bolsa y precios de venta y márgenes de reserva cuando Sheila levanta la vista del portapapeles que tiene en las manos.

Sheila nos reúne a todos y grita:

—Caballeros. —Grita—: Atención a sus números, por favor. Necesito…

Con todos los oídos atentos, las cabezas inclinadas en gesto de escucha, los tíos dejan de masticar con las bocas llenas de nachos. Salen tíos por la puerta del baño, con la polla todavía en la mano. Los ojos muy abiertos, esperando oír las palabras, y dando golpecitos en el aire para hacer que los demás se callen.

Dejando caer cada palabra con la misma contundencia que una corrida en tu ojo, Sheila dice:

—… Número 247… número 354… y número 72. —Hace un gesto con la mano en dirección a las escaleras y dice—: Que esos caballeros me sigan, por favor…

El número 72 es el posible hijo de Cassie.

Es entonces cuando al tío del móvil con pinta de chulo se le va la pelota. El tío se pega el móvil contra el pecho. Lleva un afeitado de modelo, de esos en que te pones el cepillo número uno en la máquina de rapar y te dejas todo el pelo del pecho a la misma longitud de seis milímetros. Igual que los tíos del catálogo de International Male pero sin el músculo escultural. El tío dice por teléfono:

—Espera un segundo.

Echa la cabeza hacia atrás y grita:

—¡Esto es un timo, chata! —Gritando a la espalda de Sheila, el tipo dice—. ¿Te crees que vamos a pasarnos el día entero esperando para corrernos dentro de una viejuna?

En mitad de las escaleras, Sheila se detiene. Mira hacia atrás, haciendo visera con una mano sobre los ojos para ver la otra punta del océano peludo de cabezas de tíos.

En los televisores que tenemos encima, el jefe de Scottish Yard o de la Interpol o de alguna policía macarroni le está comiendo el coño a Cassie Wright en la parte de atrás de un furgón policial. Su lengua se encuentra con un diamante. Luego empieza a sacar del coño de ella la larga ristra de un collar de diamantes. Dado que los diamantes son sus mejores amigos, Cassie está chorreando a mares.

El chaval número 72 aparece de sopetón con sus rosas a mi lado y dice:

—¿Qué hago?

Fóllatela, le digo.

El chaval dice:

—No. —Negando con la cabeza, dice—: A mi madre no.

El tío con pinta de chulo lleva un bronceado estilo San Diego en brazos y piernas. No es el color caramelo intenso de un bronceado Mazatlán, ni tampoco el marrón suave y seco de un bronceado Las Vegas. En la cara y el cuello ni siquiera tiene la capa uniforme de un bronceado de cabina, ni tampoco el bronceado intenso y mantecoso que los tíos pillan en Cancún o en Hawai.



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