Por obra y gracia by Ángel Barrios

Por obra y gracia by Ángel Barrios

autor:Ángel Barrios [Barrios, Ángel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2023-06-15T00:00:00+00:00


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La Mercedes Vito se adivinaba bajo una lona, aparcada al fondo de la nave. El lugar estaba salpicado de palets rotos, bidones vacíos y pedazos de cartón diseminados. En el centro destacaban dos grandes máquinas que en realidad ni servían ni habían servido nunca para nada. Eran partes de otra maquinaria que los técnicos del Centro soldaron entre ellas para dar la apariencia de que en esa nave alguna vez se fabricó algo. A Bonet le recordaba a La Cosa de la película de Carpenter en versión sector secundario.

Pasó a través de una puerta cubierta con una cortina de lamas de goma transparente y dijo con voz clara:

—Quemar después de leer.

A unos metros se abrió una pared agrietada. Se introdujo por el hueco. Una luz se encendió al detectar su presencia, estaba en la cabina de un ascensor. Posó una tarjeta sobre una pequeña placa metálica. Tras un pitido, del panel de acero inoxidable del lateral del ascensor emergió una botonera con un solo botón. Pulsó Subnivel 2. El ascensor comenzó a bajó de forma muy silenciosa.

Guardó su tarjeta en la cartera y salió de la cabina. Las luces de un largo pasillo se encendieron en el techo. En el suelo brillaba la pintura gris, los bordes y esquinas estaban rematados con medias cañas de PVC y las luminarias del techo colocadas entre paneles de material aislante y forma cuadrada. «Buena obra hizo esta mujer», así lo pensaba, reconociendo la labor de Izaskun Blanco, siempre que bajaba a ese subnivel, él único del complejo.

Otra puerta a su izquierda. El Director del CNI volvió a hablar con voz clara:

—Cisterciense.

La puerta de acero inoxidable se abrió.

Tras entrar se presentaron ante él dos puertas con placas sobre los marcos en las que podía leerse «Zona de Preguntas y Respuestas» numeradas con el 1 el 2. Siempre le hizo gracia ese letrero y, como de costumbre, sonrió al leerlo. Blanco tenía la piel muy fina, una forma muy pedagógica de llamar a las salas de interrogatorios de toda la vida. Menos mal que los sujetos de quiénes se debía sacar la información bajaban encapuchados, si viesen ese letrero bien podían pensarse que iban a participar en un concurso televisivo y entrasen con expectativas de ganar. De todos modos no podían saber que si se encontraban allí era porque ya habían perdido.

El agente Fuentes apreció por el pasillo, entregó a Bonet una peluca rubia con el pelo rizado y unas grandes gafas de sol. El director se colocó los complementos. En la esquina derecha del marco resaltaba una pegatina del disco Piece of Mind, de Iron Maiden pegada a conciencia por alguien durante la obra y que fue imposible despegar a pesar de los intentos que se notaban en los destrozos de los bordes y las marcas de uñas en la pintura plástica de la pared. Frunció el ceño, como siempre que la veía y miró de reojo al agente Fuentes. Una frivolité de alguno de los muchachos.

Un sonido metálico a la altura de la cerradura indicó que la puerta estaba abierta.



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