Papel y tinta by María Reig

Papel y tinta by María Reig

autor:María Reig [Reig, María]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 9

En el inicio del año 1924, mis sospechas acerca de que alguien me seguía se confirmaron. Cuando acudía, vestida de hombre, a cubrir alguna noticia, visitaba la redacción o asistía a algún acontecimiento con don Ernesto, la sensación de que unos ojos se clavaban en mi nuca fue poniéndome más y más nerviosa. Con objeto de despistar a quien me espiaba, fui modificando mis rutas e intentaba ser cautelosa en mis cambios de ropa en el jardín, bajo la luz de la luna. Sin embargo, aquel mal presagio no fue, ni por asomo, lo más extraño que ocurrió.

Benedetta nos había invitado a Catalina y a mí a tomar el té en su casa. El alférez Roca y ella iban a casarse aquel mismo verano. En la salita del maravilloso palacete de su familia, nos informaba de las novedades de la celebración.

—Hemos escogido la iglesia del Santísimo Cristo de la Salud. Allí se casó una buena amiga mía, la señorita Sofia Plà, con el marqués de Valdeosera el pasado verano. Cuando asistí a la ceremonia, supe que sería el lugar donde yo me uniría en matrimonio también.

—Se te ve muy feliz, Benedetta —opinó Catalina—. ¿No crees, Elisa?

La cucharita era a quien había regalado toda mi atención. La movía con desgana en aquella tacita de porcelana.

—Oh, Elisa, quizá te incomoda que esté hablando todo el rato de mi boda… Sé que es difícil para ti, después del cambio de fecha de tu enlace —se disculpó Benedetta.

Reaccioné confundida.

—No, no, Benedetta. En absoluto. Debes hablar de tu boda. Solo te casarás una vez. La mía llegará, tarde o temprano —respondí, a pesar de lo mucho que odiaba continuar con aquella asfixiante espera.

—Entonces, ¿qué te ocurre? Estás pálida —observó Catalina.

Entorné los ojos, mientras me pensaba la contestación, capturando las palabras concretas con las que describir lo que había sucedido varias noches atrás. Dejé la tacita sobre la mesa. Comencé por lo más fácil…

—Catalina, ¿recuerdas hace unos días, cuando fuimos al Ideal Room a bailar con Morales, López, Fernández, doña Carmen y Pascal?

—¿Por qué hicisteis tal cosa? —se interesó Benedetta.

—Fue después de la jornada laboral. Lo propuso el francés. Y como se supone que Catalina es la novia de don Pedro, pensé que era buena idea que nos acompañara.

—Y bailamos durante mucho rato. Elisa se ha vuelto una experta en bailar con mujeres —me reconoció Catalina, con una sonrisa.

—Pero Catalina se marchó antes. ¿Fue cortés Fernández contigo?

—Sí, sí, estuvo hablándome de una novela suya que está escribiendo durante todo el camino. Me reí mucho.

—¿Te acompañó ese tal Fernández a la residencia? ¿Y por qué no fue Elisa contigo? ¿Por qué no fuiste con ella? —preguntó Benedetta.

—Elisa tenía un cometido que cumplir. ¿Lo conseguiste? ¿Le sonsacaste a Morales quién es su fuente en el Directorio?

—No. Ese hombre es hermético. Y eso que casi me dejé mi sueldo de un mes en convidarlos a tragos para que se le soltara la lengua. Pero nada. No soltó prenda.

—Si eso es lo que te atormenta, yo podría hablar con el alférez, Elisa.



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