(Novias De La Semana 02) El Pacto by Catherine Bybee

(Novias De La Semana 02) El Pacto by Catherine Bybee

autor:Catherine Bybee
La lengua: es
Format: mobi, epub
Tags: love_history
ISBN: 9788490327852
editor: www.papyrefb2.net
publicado: 2013-11-15T23:00:00+00:00


16

—Esto se está convirtiendo en una costumbre, agentes. —Carter se apoyó en el marco de la puerta del despacho de Dean y Jim y se cruzó de brazos—. Y no pienso presentarme en casa de Eliza con otro perro que destroce sus zapatos.

Jim se puso en pie y extendió la mano para estrechar la de Carter. Dean hizo lo propio.

—Gracias por venir.

Igual que la vez anterior fueron a una sala de reuniones para hablar en privado.

—¿Qué tal se porta Zod?

—Dejando aparte el tema de los zapatos, bastante bien. Eliza no lo lleva consigo por ahí, pero al menos cuida la casa.

Dean y Jim cruzaron una mirada.

—¿Qué pasa?

—Damos por sentado que Eliza le ha explicado por qué necesita el perro.

—Sí.

—¿Se lo ha explicado también a su amiga, la señora Harrison?

—Samantha es la mejor amiga de Eliza. ¿A ustedes qué les parece?

Los policías volvieron a mirarse.

—¿Sabe si la señora Harrison mantiene el contacto con su padre? —preguntó Jim.

—¿El que está en la cárcel? —Carter no se esperaba esa pregunta.

—Sí.

—Según Blake, no se hablan desde que lo condenaron. ¿Por qué?

Cuando Jim volvió a intercambiar una mirada con su compañero, Carter agitó la mano delante de sus ojos.

—¿Por qué? —repitió.

—El padre de la señora Harrison comparte celda con el hombre que mató a los padres de Eliza.

—Sam no tiene contacto con su padre. No veo dónde está el problema.

—El hecho de que Samantha no quiera saber nada de su padre no significa que él no esté interesado en saber cómo le va a sus hijas. Tenemos la certeza de que las fotos de la boda han llegado hasta la celda del señor Elliot. ¿Comprende adónde queremos ir a parar, abogado?

A Carter se le disparó el pulso y sintió la imperiosa necesidad de rascarse las manos.

—Eliza era una niña cuando asesinaron a sus padres. —Aún no había terminado de pronunciar las palabras y ya sabía que los dos policías truncarían todas las esperanzas de que sus temores fueran infundados.

Dean abrió la carpeta que llevaba consigo y entregó una fotografía a Carter. En ella se veía a una mujer que tenía el mismo aspecto que Eliza y estaba abrazada a un hombre corpulento de entre cuarenta y cincuenta años. Entre ambos había una niña con el pelo oscuro recogido en una coleta cuya sonrisita dejaba al descubierto el hueco del diente que le faltaba.

—Eliza no solo se parece físicamente a su madre, también tiene la voz igual que ella.

Carter pasó el dedo por la fotografía. Eliza era guapa ya de niña.

—Si Eliza insiste en seguir adelante con su vida actual, necesitará más protección.

Carter estaba hecho un lío. Apenas había reparado en el ruido del exterior de la sala de reuniones, cuando la puerta se abrió y dejó paso a un familiar morro peludo.

—Más vale que tengáis una buena razón para haberme hecho venir.

Eliza entró en la sala detrás de Zod y se sorprendió al ver a Carter allí sentado.

—¿Qué estás haciendo tú aquí?

—Lo hemos avisado nosotros —explicó Dean cerrando la puerta. Acarició al perro y ofreció una silla a Eliza.



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