No te quedes en casa by Alfredo De Braganza

autor:Alfredo De Braganza [De Braganza, Alfredo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2022-07-15T00:00:00+00:00

* * *

Al día siguiente Laura se bebió en ayunas un vaso de agua con zumo de limón y cúrcuma. Después, un zumo de naranja y otro de cereza que a veces sustituía por pomelo. Luego vertió un chorro de aceite de oliva virgen sobre la tostada de pan integral con cereales y puso encima jamón serrano y queso fresco. Café, yogur griego con semillas de sésamo y chía y trozos de kiwi y arándanos. Luego se tomaría un puñado de frutos secos donde nunca faltaban las almendras y nueces. Mientras desayunaba se dio cuenta de lo silencioso que estaba su apartamento.

—A la mierda —se dijo.

Recibió un mensaje de Tom informándola de que acababan de llegar a su edificio. «Sube. En cinco minutos estaré lista», respondió con un mensaje de voz.

Puso las noticias de la radio.

Le gustaba vivir sola. Aunque había ocasiones como la noche anterior que le hubiera gustado tener a alguien para compartir el triunfo de haber conseguido destapar la conexión del tráfico de órganos con el terrorismo islámico. Durante tres meses había mantenido relación con un periodista al que hacía creer de manera convincente que trabajaba en una empresa dedicada a la importación y exportación. La relación acabó de común acuerdo. La más duradera había sido con un monitor del Grupo Especial de Operaciones (GEO), que le había propuesto matrimonio. Laura le contestó que le dejase tiempo para pensárselo. No tardó mucho en darse cuenta de que si fuera el hombre adecuado, no habría tenido que pensárselo.

Mientras terminaba de desayunar, pasó revista a su vida. De fondo, el locutor y los tertulianos del programa de radio hablaban sobre el atentado producido en el centro de Madrid y el aumento del islamismo en España. Poco o nada se hablaba sobre lo hallado en la nave industrial, no tenía rédito político y había quedado relegado a la sección de sucesos. Pero Laura no mostraba atención.

Tenía dinero suficiente en el banco, su carrera como agente operativa en el Cervantes iba viento en popa y la estimulaba su trabajo, a pesar que hubiera días que se sentía sola.

Suspiró recordando que unas amigas habían contraído matrimonio. Las parejas salían con otras parejas de tardeo o de fiesta, y no tardarían en tener hijos. Ella no. No quería esa vida. La suya estaba consagrada a su trabajo, a la defensa de España. No, no permitiría sentirse incompleta por no tener una pareja con quien compartir triunfos y fracasos, y ni mucho menos con alguien para consolarla cuando se sintiera deprimida.

La puerta de abrió de golpe.

—Buenos días, jefa —dijo Tom en voz alta.

Ella se levantó.

—Hazme un favor. Recoge la mesa, mete todo en el lavavajillas y ponlo en marcha.

—Sí, señora —replicó él con tono cómico a la vez que hacía una reverencia.

Laura se metió en el baño. Se lavó los dientes. Se arregló el cabello frente al espejo. Se quedó un breve instante contemplando su reflejo. Apagó la luz.

Abajo esperaba Óscar al volante, Fabián y un equipo operativo del Cervantes. Aquel día viajaban por

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