Los Cuatro Ancianos: Infidelidad no consentida (Spanish Edition) by Julián Torres & Catalina Castro

Los Cuatro Ancianos: Infidelidad no consentida (Spanish Edition) by Julián Torres & Catalina Castro

autor:Julián Torres & Catalina Castro [Torres, Julián]
La lengua: spa
Format: mobi
publicado: 2022-05-26T00:00:00+00:00


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Los mayas fueron una civilización mesoamericana que abarcó desde alrededor del mil ochocientos antes de Cristo hasta finales del siglo diecisiete, donde la última ciudad maya cayó derrotada ante la invasión extranjera. Sin duda es una de las culturas antiguas más ricas e intrigantes, y es de esa de la que Pilar y Enrique creían que procedía la cruz. En los cuatro días que habían estado investigando sin descanso las inscripciones y dibujos de las cuatro puntas de la cruz antigua, preguntando a los mejores expertos en la materia que conocía Pilar, e investigando en el archivo histórico del museo de América, habían concluido que procedía de la época clásica, que abarcaba los últimos tres cuartos del primer milenio después de Cristo.

Enrique y Pilar no paraban de reír y contarse chistes que, sin ser graciosos, motivaban la chanza entre ellos de forma exagerada. Estaban pletóricos por el alcance de sus descubrimientos y también mermados físicamente. Pilar tenía unas ojeras desorbitadas por las pocas horas de sueño que había acumulado en los últimos cuatro días. Enrique había dormido mejor, pero mayormente se debía por la necesidad de volver a casa y que Almudena no se enfadara porque pasara la noche fuera. Laboralmente era otra cuestión. Enrique había seguido faltando al trabajo con diferentes excusas, pero ya le había advertido el director de su instituto que no podría volver a faltar sin justificante médico, por lo que no podría seguir alargando por más tiempo su ausencia después de ese día.

Pilar llevaba unos vaqueros de color canela y una camisa de acillas que enseñaba buena parte del sujetador blanco que llevaba. Tenía el pelo recogido, como era costumbre en ella, y unos pendientes redondos, que simulaban perlas y le daban un aire sensual, en ambas orejas. Enrique también llevaba vaqueros y una camisa blanca. Normalmente iba bien peinado para el trabajo, pero en esta ocasión llevaba su pelo castaño enmarañado y le cubría parcialmente la frente.

Había sido la hora del almuerzo hacía rato ya, pero como cada vez que estaban profundamente concentrados habían pospuesto la comida. El tiempo transcurría volando y Enrique y Pilar maldecían incluso cuando tenían que ir al baño, como si esto fuera una pérdida de tiempo que les alejaba de lo que querían hacer. Él no reconocería delante de Pilar que estos cuatro días habían sido los más felices que había tenido en muchos años.

-Si es del periodo clásico lo más probable es que hubiera sido encontrado en alguna excavación arqueológica del sur de Yucatán -dedujo él.

-Inicialmente puede que sí. Pero a saber por la de manos que habrá pasado antes de llegar a la de tu suegro -divagó ella -. Bien podría haber sido encontrado por los conquistadores españoles y ser una especie de herencia familiar que se ha ido transmitiendo de padres a hijos. O quizás se la comprara a alguien en el mercado negro.

-No creo que Pablo tuviera tanto dinero. Es imposible saber algo así por muchas pruebas que le queramos hacer.

-Ojalá tu suegro siguiera vivo o hubiese hablado con alguien de su entorno de ello -se lamentó Pilar.



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