La Verdad by Peter Temple

La Verdad by Peter Temple

autor:Peter Temple [Temple, Peter]
Format: epub
Tags: det_crime
editor: www.papyrefb2.net


Los arquitectos habían estado trabajando en el viejo matadero. Habían derribado las paredes, dejado el ladrillo visto, y ahora era todo madera negra y cristal ahumado, un muro de botellas de vino. En la gran sala abierta, una docena de personas bebía y comía. Detrás de la barra había una pantalla plana que iba mostrando las noticias.

Dance estaba en una esquina, necesitaba un corte de pelo, llevaba un traje oscuro de raya diplomática, sin corbata, y mojaba pan en aceite de oliva. Un camarero acabó de servir vino tinto en dos vasos.

Villani se sentó.

—Tú y este lugar estáis hechos el uno para el otro —dijo—. ¿Esta es para mí?

—No voy a beber dos copas al mismo tiempo. Es un buen Heathcote Shiraz. Y un bonito traje.

Villani dio un sorbo.

—Buen vino. ¿Cuándo dejaste la Crownie?

—Stella, muchacho, eso es lo que hay que beber cuando bebes cerveza —dijo Dance—. Solo los pringados que trabajáis en el depósito seguís bebiendo Crown.

Dance miró a su alrededor. Tenía la cara alargada de un cruzado, un soldado de Dios, apuesto, envejecido, cansado, amaba al Señor, se amaba a sí mismo, y además amaba a mucha más gente.

—Sabes, me despierto por la noche —dijo—. A las tres o las cuatro de la mañana, es como si llevara un dispositivo dentro. Totalmente hecho polvo, me quedo echado en la cama, pienso en los viejos tiempos.

—Todo el mundo habla de los viejos tiempos —dijo Villani—. Parece que me he perdido algo.

—Lo que yo me he perdido es muy sencillo. Nosotros contra los malos con pistola. Forajidos. Que cogían cosas que no eran suyas. Que aterrorizaban a ciudadanos inocentes. Les sacudes a esos cabrones, es un servicio público. El fin justifica los medios, anadie le importaba. Exterminadores de plagas. Te granjeaba cierto respeto.

Entraron dos mujeres jóvenes y delgadas, con un portátil dentro de la funda. Se sentaron cerca de ellos y fingieron agotamiento. Cerraron los ojos, giraron la cabeza y movieron los hombros.

—Ahora bien —dijo Dance—. Se supone que tengo que hacer algo con las redes criminales. El puto Rotary Club es una red criminal, tipos haciendo negocios, fabrican droga, la venden a los intermediarios, y estos al por menor. Se denomina comercio. Intercambio de bienes entre vendedores y compradores que actúan libremente.

—¿Todo esto lo aprendes en el gimnasio? —dijo Villani—. ¿O es que vas a la universidad en tus ratos libres?

—Estoy creciendo —dijo Dance. Le ofreció unos palitos de pan—. Mójalos en aceite.

—¿De verdad? Qué cosa tan rara.

—Anoche la cagasteis a fondo.

—Por eso estamos tan felices.

—Es una pena que no llamarais a los chavalotes para que lo sacaran. Habría sido como la Tercera Guerra Mundial.

—¿Por qué?

—¿Por qué? Bueno, Operaciones Especiales contra Operaciones Especiales, como la lucha en la jaula pero con armas.

—¿Dónde has oído que eran de Operaciones Especiales? —dijo Villani.

—Lo han dicho por la radio, colega.

—Vaya, por la radio. ¿Los conocías?

—No figuran en nuestros archivos.



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