La ley del deseo by Cathryn de Bourgh

La ley del deseo by Cathryn de Bourgh

autor:Cathryn de Bourgh
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Romántico
publicado: 2014-11-14T23:00:00+00:00


Lujuria y amor...

FUE el comienzo de una relación intensa y tormentosa. Rosalie siguió trabajando para él pero nunca más recuperó su anillo y él, para compensarla, le obsequió uno que llevaba grabado su nombre y un noche, mientras hacían el amor en su apartamento se lo puso para hacerla sentir que le pertenecía, como si le dijera con este anillo que lleva mi nombre me perteneces ahora y siempre preciosa... Era una declaración de posesión y de amor, la amaba de una forma loca e irracional y ferozmente posesiva. Machista, habría dicho alguna feminista, “vete al cuerno” le habría respondido él.

Rosalie vio el anillo y pensó que era hermoso.

—Oh, es precioso, es un ópalo...

—Sí, pero tiene mi nombre, mi sello, no lo olvides y no será nuestra sortija de bodas... —le advirtió.

Ella sonrió y lo besó, llevaba dos semanas haciéndole el amor todos los días y tenía la sensación de que era toda una vida, de que la conocía de mucho antes y a medida que pasaba el tiempo comprendió que era la mujer que siempre había esperado, por eso nunca antes se había enamorado.

Rosalie era una mujer suave, dulce, cariñosa más tierna que sensual, pero él esperaba despertarla, convertirla en una amante apasionada pero no era tan sencillo. Las primeras veces fue como hacerlo con una novata y en la intimidad supo que nunca permitía que su ex le hiciera caricias íntimas y que todo lo que no fuera lo tradicional le provocaba temor y vergüenza.

Un día, en su oficina, él se tentó, sabía que ella no quería hacerlo en ese lugar y en una ocasión habían reñido por eso pero al verla de falda corta y con una blusa transparente se excitó. Era su novia, su mujer y la tenía cerca, ¿cómo diablos haría para resistir la tentación? Además era temprano, estaba lleno de energías y su miembro aguardaba erguido y desesperado por tener buen sexo mañanero...

La llamó con cualquier excusa a su despacho, ella entró con expresión interrogante y la puerta se cerró con estrépito.

Ella lo miró sonrojada al ver su sonrisa y ciertas palabras que dijo en un susurro “ven muñeca, tengo un regalo para ti”

—Ferguson, por favor, no hagas eso, sabes que no... sabrán que estamos encerrados—se quejó ella escandalizada.

Él sonreía y la llamaba entre susurros mientras se abría la camisa despacio.

—Ven, será rápido. Nadie nos verá... no hay nadie en el piso ahora y la puerta está trancada...

Rosalie miró a su alrededor como si pensara que alguien los veía, pero no tuvo tiempo a nada él la sentó en sus piernas mientras abría su blusa con besos y antes de que pudiera protestar sintió que entraba en su cuerpo como un demonio. Atrapada, mareada y excitada y asustada de que alguien los viera sintió deseos de matarlo, de correr.

—Hey tranquila, no digas nada, si gritas nos verán... y luego—dijo él y la penetró un poco más, siempre más, haciéndola sentir su poder y vigor mientras atrapaba su cuerpo y sus labios llenándolos de besos.

No



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.