La duda by Isabel del Río

La duda by Isabel del Río

autor:Isabel del Río [Río, Isabel del]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Realista
editor: ePubLibre
publicado: 1994-12-31T16:00:00+00:00


Nadie

El empleo de la primera persona gramatical permite que el lector pueda no tanto identificarse con el individuo que es objeto del texto como coexistir con él: la identificación cuenta menos que la misericordia en este caso, esa inclinación que pueda sentirse cuando el personaje de la ficción hace una confesión como, por ejemplo, la siguiente: «Soy un ser al que nadie mira o quiere mirar: abominable, inverosímil, imposiblemente humano; soy, sin embargo, como cualquier otro ser, y por tanto me muestro sumiso y acepto el destino sin rechistar».

Esa primera persona evoca, en cierto modo, sentimientos que tal vez también se den en el propio fuero del lector: «Quisiera mezclarme con el vulgo y entonar sus canciones y participar en sus diálogos llanos y fáciles. Pero cada vez que me acerco me rehúyen, se apartan de mí con expresión de espanto. No sé si es mi rostro o mi cuerpo lo que les asusta; de vez en cuando veo mi reflejo en los escaparates, pero como es de noche y voy siempre encubierto es casi imposible saber cómo soy; lo poco que he visto no es en absoluto semejante a las personas que deambulan por las calles».

En este ejercicio se entrará en una relación de gradual intimidad con un personaje que aún ha de metamorfosear un él por un yo, y se comentará acerca del mucho esfuerzo que supone esta maniobra (en algunos casos, paralelamente a este cambio puramente de forma, tiene lugar un acto desgarrador con la furia de una tempestad). En todo ser ha de originarse, tarde o temprano, una mudanza casi tan trascendental como el alumbramiento, y sólo cuando acontece, puede uno ser quien es y siempre ha sido: hay que pasar de referirse a uno mismo como él o ella, tú o vosotros (los que así lo hacen anteponen —en un afán altruista o de negación de sí mismos o de opción confortable— a los demás) y finalmente dar comienzo a esa rehabilitación del yo.

A la confesión en primera persona acompañará información meramente expositiva del entorno o de la acción, y entonces no importa servirse de la tercera: «Vive en una casa de un callejón sin salida, donde no hay otras casas, sólo los muros de atrás de varias edificaciones cuyas entradas respectivas se encuentran en calles adyacentes. La vivienda tiene dos plantas y jamás ha entrado un rayo de luz en las habitaciones. El primer recuerdo que tuvo era de enfermeras que le hurgaban con pinzas y otro instrumental, y que le hacían gemir de dolor; luego hay un largo vacío, donde debió de estar sedado casi de continuo. Por fin le fue concedido este domicilio; el Estado le hace entrega de una subvención mensual a condición de que sólo salga por la noche, muy tarde, cuando todos duermen».

Para contar la acción inmediata, la narración seguirá en tercera persona sin que pueda vislumbrarse aún ningún sentimiento: «Ayer mismo, en la calle, pese a lo avanzado de la hora se encontró con un grupo de individuos



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