La darwinización del mundo by Carlos Castrodeza

La darwinización del mundo by Carlos Castrodeza

autor:Carlos Castrodeza [Castrodeza, Carlos]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ensayo, Ciencias naturales, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 2009-08-14T16:00:00+00:00


EL HOMBRE SIN ATRIBUTOS

Según el respetado heideggeriano actual Frederick Olafson[15], catedrático emérito de filosofía de la Universidad de California en San Diego, muchos filósofos ya han cedido a la seducción de la ciencia y han dejado de considerar su actividad propiamente dicha como una guía para la vida humana. La filosofía se remitiría entonces a la función que Locke le asignara hace, en números redondos, 300 años: la del asalariado cuyo trabajo es despejar de maleza el camino de la ciencia. Tendríamos, en ese sentido, desde la perspectiva de la ciencia actual, a un hombre acabado, sin atributos metafísicos, a un ser ya físico sin pretensiones más allá de su propia supervivencia y reproducción. Sería el triunfo del naturalismo sobre el humanismo, es decir, el triunfo de la cultura de la ciencia sobre la cultura de que hay algo más allá de la ciencia que atañe al ser humano. Pero Olafson rechaza esa tesis simplificadora. Se puede simplificar, en efecto, pero hay que saber dónde parar. El ataque al darwinismo está servido; veamos lo fructífero que puede llegar a ser.

Olafson tiene una antítesis al respecto. Propone que el naturalismo es una concepción muy estrecha y limitante de la naturaleza humana, así como de la función de la filosofía en la cultura. Esta es la misma tesis (antítesis si se prefiere) que su congénere William Barrett[16] defendía hace casi medio siglo, al contrastar el hombre positivista (hombre incompleto) con el hombre existencialista (hombre completo). Con esta antítesis se intenta demostrar la profundidad de la crisis en la que está sumida la comprensión de lo que somos. Para empezar, Olafson llama la atención sobre la ironía que supone la pretensión filosófica de los últimos tiempos según la cual el positivismo ha muerto, pero a la vez se mantiene la tesis de que la ciencia tiene la última palabra en cualquier cuestión que se precie. Lo que parece ser que se quiere decir en referencia a esa muerte es que ciertas tesis positivistas en torno al significado y a la verificación/confirmación no han llegado a estar a la altura de las exigencias explicativas de la ciencia. Y como «lo cortés no quita lo valiente», la implicación es que «¡el positivismo ha muerto, viva el positivismo!». Este crítico de la filosofía de la ciencia, como única filosofía posible, cita al carnapiano inglés Alfred J. Ayer —para quien Hegel es un mal lógico y Heidegger un analfabeto lógico— como especialmente incongruente cuando éste declaraba que sus creencias se centraban en la ciencia.

No obstante, al profesor americano no le falta criterio al decir que su empleo del término «humanista», como contraste al de naturalista, hoy día tiene una connotación peyorativa generalizada. El humanismo en los últimos tiempos, bajo cierta influencia marxista, se ha identificado casi siempre con una ideología «cabeza de turco», que en efecto formaría parte de la cobertura ideológica para la explotación del ser humano en aras del privilegio humanizante del que lo lleva a cabo. Al final de un siglo marcado por el



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.