Planeta azul (no verde) by Václav Klaus

Planeta azul (no verde) by Václav Klaus

autor:Václav Klaus [Klaus, Václav]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias sociales, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2006-12-31T16:00:00+00:00


Igualmente, no quieren reconocer que la naturaleza la deterioran no sólo las centrales eléctricas de carbón, sino también las centrales hidroeléctricas. Sobre cómo destruyen los ecosistemas fluviales podrían contarnos mucho en Asuán acerca del Nilo, en China sobre el río Amarillo o en Brasil sobre Iguazú. Los «pequeños» (auténticos) defensores del medio ambiente lo saben muy bien; los ecologistas en absoluto.

¿Quemar la biomasa (como producto vegetal «reciente», término que me encanta) es según la lógica de los ecologistas correcto, pero quemar carbón (como producto vegetal «antiguo») es incorrecto? ¿Por qué? Esto tampoco tiene ningún sentido. Además, quemar la masa biológica seguramente también produce CO2. ¿Por qué de eso no se habla nunca?

El sol y el viento son para ellos también elementos «gratuitos», porque son inagotables. No obstante, los ingenieros energéticos (pero también los economistas y la gente común) saben que la energía solar y la eólica son terriblemente caras por numerosas razones. Por ejemplo, porque el suelo, que es indispensable en grandes extensiones para este tipo de centrales eléctricas, no es inagotable ni de lejos. Su valor no es pequeño, es más, no es gratis ni por asomo.

Heberling señala que para que en Estados Unidos se produzca un 5% de energía eléctrica en centrales eólicas —el porcentaje exigido por los ecologistas— habría que construir 132 000 aerogeneradores. Es una cantidad casi increíble y sobre todo inimaginable. ¿Tiene el país a su disposición uno de los recursos productivos clásicos —el suelo— para tal cantidad de aerogeneradores? ¿Lo tiene por un precio aceptable? Y además, ¿merece la pena dar muerte «ecológicamente» (o por interés de los ecologistas) a entre 12 y 15 millones de pájaros al año con las aspas de sus turbinas? ¿Y qué pasa con la estética del paisaje (como vemos al norte de Viena o al sur de Berlín)?

Sustituir Temelín[*] por centrales eólicas exigiría instalar aproximadamente 5000 aerogeneradores. Si los pusiéramos uno al lado de otro, formarían una hilera que llegaría hasta Bruselas.

Václav Klaus,

cálculo propio, véase Anexo III



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