La chica que se quería quemar a lo bonzo by Raquel Martos & Laura Llopis

autor:Raquel Martos & Laura Llopis
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Humor
publicado: 2011-08-09T22:00:00+00:00

Cosas incomprensibles que les da coraje hacer

¡Qué coraje les da a los tíos bajar a por algo que se ha caído del tendedero! Se les caen los calzoncillos y son incapaces de bajar a pedírselos a la vecina. ¡Les da pánico! Tenemos que bajar nosotras. Claro, cómo van a bajar a por los calzoncillos si no los recogen ni del suelo. ¡Los ven tirados y les dan una patada para esconderlos debajo de la cama!

Les da mucho coraje que los molestes con que hay que dar una vuelta a la casa. Para ellos la casa siempre está bien, sólo quieren cambiar la tele por otra más grande. Nosotras tenemos nuestros sueños: quitar el gotelé. Porque estás harta del gotelé, porque te quita la ilusión de vivir, porque te raspa cuando pasas y porque te recuerda a Manolo y Benito, que hace diez años que ya no están de moda. Pues los tíos no entienden lo del gotelé, ni que hay que pintar porque están las paredes llenas de golpes, ni que hay que cambiar las puertas porque no cierra ninguna. Por ellos se puede caer la casa, vivirían como los neandertales. Eso sí, con un pedazo de tele que ocupe toda la cueva.

También les da coraje pedir la vez en la carnicería y las abuelas, que lo saben, se les cuelan. Los dejamos en la cola, nos vamos a otro puesto y, cuando volvemos, ¡siguen siendo los últimos! Flipamos. «¡¿Todavía estás aquí?! Pero ¡¡si esa señora que está pidiendo iba detrás de ti!!». Y lo decimos en voz alta para que la señora lista vea que se está aprovechando de un ser indefenso y sin recursos.

Los hombres se ponen malos si les pedimos que nos compren la revista Cuore... ¿Qué se creen que les va a decir el quiosquero: ¡¡¡Aarg!!!? ¿Y no les da vergüenza comprar porno o las revistas de músculos? Nosotras, cuando vemos esos bíceps llenos de venas, sí que hacemos ¡¡¡Aarg!!!

¿Por qué les da tanto coraje que vengan nuestras amigas a casa? Si cuando llega nuestra amiga él está en el dormitorio, no sale, se queda ahí, en la cama, escondido como una rata. Y puede estar horas aguardando, con tal de no salir es capaz de mear en sus zapatillas Masai. Ellos dicen que no salen porque les aburren los temas de conversación de nuestras amigas. Pues que salgan y nos propongan un tema interesante de esos de los que hablan con sus colegas: «¿Has visto en YouTube el tío este que se da contra una pared y le revienta la cabeza...? No, el que se da en los huevos, no, el que se revienta la cabeza». Claro, nosotras no tenemos nivel para hablar de esos temas.

Pero no sólo se encierran cuando vienen nuestras amigas, es que vienen sus propios padres y se esconden igual. Por supuesto, sus madres siempre los disculpan: «¿Que mi chico está con el ordenador? Es que tiene mucho trabajo, pobre». Y pensamos: «Sí, con el ordenador, viendo en YouTube al que se revienta la cabeza».

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