Historia de Rusia by Paul Bushkovitch

Historia de Rusia by Paul Bushkovitch

autor:Paul Bushkovitch
La lengua: spa
Format: epub
editor: Akal, S. A.
publicado: 2016-05-06T00:00:00+00:00


Ilustración 13. El joven Chaikovski.

Chaikovski abandonó su puesto en el Conservatorio de Moscú y se trasladó a San Petersburgo en 1877. Pronto se plasmó el resultado de su contacto con el centro de la ópera rusa y el mundo de la danza. Añadió La bella durmiente y Cascanueces a sus ballets, y Mazepa y La dama de picas a su lista de óperas, así como un concierto de violín y dos sinfonías más, la quinta y la sexta ('Patética') antes de su muerte en 1893.

Las óperas de Chaikovski no se atenían a la tradición italiana tan denigrada por Stásov y otros. Él mismo llamaba a Eugenio Oneguin 'escenas líricas' en vez de ópera, ya que eran una serie de escenas enhebradas por medio de la historia, algo que a Stásov le habría gustado pero, reveladoramente, consideró fallido. Sus óperas utilizaban libretos basados en la literatura rusa más que en el folclore. Por lo tanto, eran también 'nacionales', pero de un modo muy diferente a las defendidas por Stásov. No reflejaban la historia rusa que impulsaba a escribir a Músorgski y a Rimski-Kórsakov: a finales de la década de 1870, Chaikovski era políticamente bastante conservador. En su correspondencia se burlaba de la idea de un gobierno sin un zar poderoso.

En algunos aspectos, los ballets de Chaikovski fueron más importantes. No solo eran magníficas obras musicales, sino las primeras composiciones nativas de importancia para el ballet de San Petersburgo bajo la dirección de Marius Petipa (1818-1910). Petipa había llegado a Rusia como bailarín y en 1862 era el principal coreógrafo del teatro imperial, el Marinski. Fruto de la danza francesa de la primera mitad del siglo XIX, fue el creador del ballet ruso tal como lo conocemos. A él se deben toda una serie de ballets aún en repertorio y muchas de las prácticas rusas hoy estándares, incluyendo los poderosos papeles varoniles, que tan inusuales eran a mediados del siglo XIX. El ballet, aún más que la ópera, conservó sus vínculos con la corte. Su público era, fundamentalmente, aristocrático y muchas bailarinas eran amantes de grandes duques y otros nobles. Dado que el ballet estaba directamente subordinado al Ministerio de la Corte, contaba con generosos subsidios para sus producciones y apoyó a Petipa casi hasta el día de su fallecimiento. Como lo expresó más tarde George Balanchine: 'San Petersburgo era la capital mundial del ballet'.

La música rusa alcanzó su madurez en un plazo de tiempo relativamente corto, consecuencia del patrocinio tanto estatal como privado. El mantenimiento del sistema estatal de teatro benefició más al ballet que a la música, pero en la década de 1890 se estrenaban piezas de compañías privadas financiadas por los industriales moscovitas. Rubinstein fundó la Sociedad Imperial de Música Rusa con el patrocinio de la corte para ofrecer conciertos sinfónicos ya en la década de 1860. Stásov y el círculo de Balákirev, muy interesados en acercar la música a un público más amplio, fundaron una Escuela Musical Libre (no de pago) y ofrecieron muchos conciertos de música coral a cargo de semiaficionados.



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