Evelina by Frances Burney

Evelina by Frances Burney

autor:Frances Burney [Burney, Frances]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 1778-01-01T00:00:00+00:00


No obstante, nadie le contestó; el señor Smith parecía asustado, el joven Branghton, avergonzado, monsieur Du Bois, sorprendido, madame Duval, enfurecida, y yo decidida a no intervenir. Todo lo que pudo obtener fue la atención de la señorita Branghton, cuyos asentimientos, risas y atenciones reflejaban su interés en entablar conversación con él.

Por fin, cansado, imagino, de atraer todas las miradas y la lengua de ninguno, se dirigió a madame Duval y a mí, diciendo:

—Me considero particularmente desafortunado, señoras, por haber decidido visitar Howard Grove justo cuando están ustedes ausentes.

—Supongo que sí, señor, supongo que sí —exclamó madame Duval levantándose precipitadamente y volviéndose a sentar inmediatamente—. Le falta una persona para que sea su hazmerreír, y tal vez piensa en que vuelva allí; pero le aseguro, señor, que no le será tan fácil jugar conmigo esta vez, y, además —alzando la voz—, que sepa que ya lo he descubierto todo, se lo aseguro, y si tiene intención de hacerme sus trucos de nuevo, no voy a hacer alboroto, pero iré directamente a un juez de paz. Así pues, señor, si no puede pensar en nada más que en hacer danzar a la gente por las carreteras hacia el campo, a todas horas de la noche y sólo por vuestro divertimento, descubrirá que conozco algunos otros juzgados como el juzgado Tyrrel.

Sir Clement se mostró evidentemente avergonzado ante este ataque, pero aún fingió una aparente sorpresa, y declaró que no entendía de qué estaba hablando.

—Pues bien —dijo ella—, ¡me admira que la gente pueda llegar a tal impudencia! Si dice esto, sería capaz de decir cualquier cosa. De todos modos, aunque continuara jurando hasta ponerse negro, no me persuadiría, porque nadie me hará creer otra cosa distinta de aquello que me dicen mis sentidos, se lo garantizo.

—¡Indudablemente, señora! —contestó vacilante—; espero que no sospechase que alguna vez tuve tales intenciones; mi respeto por usted…

—¡Oh, señor, de repente tiene usted un trato increíblemente educado! Pero yo sé por qué… ¡Es sólo por lo que espera obtener! Pues bien, podía tratarme así en Howard Grove, y como ahora ve que estoy en mi casa, tiene en mente persuadirme para que acepte recibirle; pero he descubierto su plan, así que no es necesario que se tome tantas molestias pues en mi casa no obtendrá nunca nada, ni siquiera una taza de té. Ya ve, señor, que estoy en disposición de devolver golpe por golpe.

Fueron unas palabras tan sumamente groseras que, desconcertaron incluso a sir Clement, que se encontró demasiado confuso para dar una respuesta.

Fue curioso observar el efecto que su embarazo —añadido a la familiaridad con que madame Duval se dirigía a él—, tuvo en el resto del grupo: todos aquellos que antes parecían dubitativos sobre cómo asignar una silla, o incluso ocuparla, ahora se sentaban con desenvuelta tranquilidad; y el señor Smith, cuyo semblante había mostrado las muestras más sorprendentes de envidia mortificada, ora comenzaba a recobrar su natural expresión de soberbia satisfacción. El joven Branghton, que parecía tan aparentemente impresionado por la presencia de



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.