En tus brazos by Noe Casado

En tus brazos by Noe Casado

autor:Noe Casado [Casado, Noe]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2013-09-03T04:00:00+00:00


Capítulo 27

—Estoy hecha polvo, creo que voy a tumbarme un rato —dijo Linda tras entrar en la cocina—. Vuestra madre hoy se ha superado a sí misma.

—Lo siento. Pero míralo por el lado positivo: Max se ha llevado la peor parte —Martín sonrió—. Yo también creo que me echaré un rato.

—Ni lo sueñes, compañero —su mujer levantó una mano—. He dicho que estoy cansada. Así que te toca recoger —dicho esto salió de la cocina.

—Mierda… —masculló Martín.

—Tranquilo, chaval —Max le dio unas palmaditas de consuelo en la espalda al ver a su hermano poner carita de perro abandonado.

—En fin, por lo menos échame una mano.

Martín empezó a meter los platos en el lavavajillas. Max, que conocía la existencia de dicho aparato pero desconocía su funcionamiento, le iba pasando las cosas sin preocuparse mucho. Bastante tenía con el sermón de su madre; afortunadamente sus padres ya se habían marchado.

—Pásame el detergente.

—¿Eh?

—Ahí, debajo del fregadero —Martín señaló el producto mientras seguía a lo suyo.

—Toma —le tendió lo primero que vio.

—Ese no, es para limpiar el baño, el otro.

—Ah —cogió otro envase.

—¿Pero estás tonto? Eso es para limpiar el parqué.

—¿Este?

—¿Sabes leer? —Martín empezaba a irritarse—. ¿Ahí qué pone?

—Multiusos —respondió obediente Max.

—Pues entonces… ¿Para qué me lo das?

—Joder, ¡y yo qué sé! Si pone multiusos servirá para todo, ¿no?

—No, pedazo de ignorante doméstico, es para la limpieza en general.

—Ah —le importaba un pimiento. Dejó el envase y sacó otro—. ¿Te va bien este?

—Eso es el desatascador. Mira que eres tonto, pásame ese, el azul oscuro.

—¿Y cómo voy a saber yo que existen tantos productos?

—Ya me lo contarás cuando te cases —respondió Martín disimulando una sonrisa.

—Ya, bueno, en el hipotético caso de que me case, que no creo, te informo de que el servicio doméstico es una excelente solución.

—Viniendo de alguien tan maniático con su privacidad… —Martín dejó caer el comentario mientras cerraba el lavavajillas y seleccionaba el programa.

—Ya, bueno, tengo que hacer excepciones. ¿No crees? Siempre es mejor eso que plancharte la ropa.

—No es tan difícil como parece —dijo Martín en tono casual.

—¡No me jodas! ¿Planchas tú la ropa?

—¿Y? Los dos trabajamos y de momento vamos un poco justos como para pagar una asistenta.

—Ver para creer —Max parecía verdaderamente impresionado. No hizo comentario alguno sobre la cuestión económica, pues Martín le había repetido constantemente que Linda y él preferían ir asumiendo sus gastos y vivir de sus ingresos.

—Lo que peor llevo es la raya de los pantalones, ni te imaginas lo complicado que resulta. Pero poco a poco le voy cogiendo el tranquillo —sonrió satisfecho.

—Si me pinchas, no sangro —murmuró Max todavía alucinando—. Y si te oye mamá…

—Ni se te ocurra decírselo.

—Si en casa no movías un dedo, joder, ¡pero si mamá hasta te pelaba la fruta!

—Pues ve haciéndote a la idea —Martín terminó de limpiar la encimera—. ¿Te vas ya o te apetece tomar algo mientras reviso unos papeles?

—El hombre perfecto —murmuró siguiendo a su hermano hacia el pequeño despacho.

Ambos se acomodaron y Martín empezó a rebuscar entre sus papeles mientras Max disfrutaba de una cerveza bien fría.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.