El regalo de Luzbel by Ramón Burcet

El regalo de Luzbel by Ramón Burcet

autor:Ramón Burcet [Burcet, Ramón]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 1998-01-01T05:00:00+00:00


Djaw, el impotente

Conforme Kasé se acercaba a su casa, un sentimiento extraño, como de amenaza, lo envolvía, sofocándolo. Algo lo obligaba a andar con pasos cada vez más largos y rápidos, y en su garganta fue formándose lentamente un nudo que le dificultaba la respiración.

Cerca ya del poblado, dos mujeres le salieron al paso llorando y gritando:

—¡Oh!, Kasé —decían—, ¡qué desgracia, qué desgracia!

—¿Qué ha pasado? —gritó él a su vez, asustado—. ¿Qué ocurre?

Tras dejar sus bultos en el camino, apretó a correr. Las dos mujeres lo siguieron. Mucha gente rodeaba la entrada de su hogar. Cuando consiguió apartar a la multitud, su corazón se detuvo y su mente voló, de manera que el cuerpo cayó desmayado. Un loco, un enfermo, un dios maléfico y brutal se había divertido en el interior de aquella humilde morada. La sangre pintaba las paredes. Dos cuerpos troceados, uno de niño y otro de mujer, yacían desparramados entre los muebles y los cacharros rotos. Kasé ya no tenía familia.

—No vimos ni oímos nada.

—Ningún extraño ha pasado por aquí estos días.

—Anoche apenas había luna, y las nubes taparon las estrellas.

—Ningún sueño nos anunció lo que iba a ocurrir.

—No robaron, sólo mataron.

—Seguramente, acabaron con ellos mientras dormían, por eso no pidieron auxilio.

—Los cortaron en trozos, algunos aún no se han encontrado.

Nadie podía decir nada, nadie había visto nada, nadie sabía nada. Kasé enterró a sus muertos y regresó a Menfis para no volver jamás a pisar aquellas tierras. Ta-mit lo recibió con los brazos abiertos, respetando su dolor y cuidando su cuerpo y su espíritu, hasta que el tiempo escondiera las heridas. Ti había hecho un buen trabajo.

Un azazel le contó a la Innombrable una historia en la que se vislumbraba la sombra del dedal, y ella, sin perder un segundo, se dirigió hacia el lugar donde éste había sido visto: el país de Meroë, miles de años después conocido como Sudán, tierra de fantasmas y espíritus oscuros, donde habitaban pigmeos y gigantes, animales monstruosos capaces incluso de viajar al mundo de los dioses, y espíritus que no conseguían el descanso en ninguna de las dos orillas.

Pasada la quinta catarata del Nilo, su instinto la empujó hacia las entrañas de Gaia, la Tierra, hacia un mundo oculto donde diminutos hombrecitos vivían dedicados al culto de un demonio que no existía. Eran fieros y de una maldad desmedida, histéricos y cobardes, pues siempre atacaban por la espalda. Aunque pertenecían a la especie de los mortales, su longevidad era extraordinaria, ya que llegaban a vivir hasta seiscientos años.

Un sexto sentido le decía que por allí había pasado el regalo de Luzbel, pero que el clan ya no lo poseía. Necesitaba saber qué habían hecho con el.

El día en que se presentó ante los minúsculos seres, éstos celebraban una gran cena. Todos bebían grandes cantidades de vino en jarras enormes y comían con glotonería animales asados que habían ensartado en largas varas de metal.

—¡Ep! ¡Ep! —gritó uno señalándola. Pero era tal la algarabía que nadie le hizo caso—. ¡Ep! ¡Ep! ¡Ep! —repitió más fuerte aún el hombrecillo.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.