El rayo verde by Capitán Nemo

El rayo verde by Capitán Nemo

autor:Capitán Nemo [Capitán Nemo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Fantástico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2017-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 10

UNA VISITA A «LE MATIN»

¿QUÉ HA SIDO DE JAQUES BLANC?

Se encaminaron hacia el puerto sin mediar palabra. Ninguno de los dos quería volver a casa y hacer como si su vida fuera normal cuando no lo era, cuando sus dos mejores amigas sufrían en el hospital. Se sentían impotentes porque no podían hacer nada por ayudarlas.

No sabían si Nemo estaría al corriente de lo que les sucedía a sus amigas, pero por lo menos podrían obtener un poco de consuelo. Cuando llegaron al Nautilus, sin embargo, pudieron comprobar que el capitán también estaba muy afectado por lo ocurrido. Resultaba insólito verlo con esa expresión desolada en el rostro, puesto que raramente mostraba sus emociones. El semblante del capitán Nemo era una señal inequívoca de que se trataba de un asunto delicado.

El salón del Nautilus, donde tan buenos ratos habían compartido todos juntos, resultaba extrañamente vacío sin las chicas. Se sentaron a la mesa, que de repente parecía demasiado grande, y ni Jules ni Huan pudieron evitar reparar en los dos asientos vacíos, que deberían haber estado ocupados por Marie y Caroline.

El capitán Nemo fue el primero en romper el espeso silencio que se había ido adueñando de ellos:

—Lamento profundamente lo ocurrido —se sinceró con voz profunda y aparentemente calmada—. Os dije que el rayo verde no era peligroso y os animé a que fuerais a verlo. Los acontecimientos posteriores han demostrado que no tenía razón y que fue una estupidez alentaros de ese modo. —Los chicos pudieron notar el desánimo y la tristeza en la voz del capitán, y eso los entristeció aún más.

—¿Conoce algún otro caso en el que la visión del rayo verde haya dañado a la gente? —inquirió Jules, tratando de encontrar algún sentido a lo ocurrido.

El capitán Nemo negó con la cabeza:

—Si hubiera sabido de algún caso similar, jamás os habría recomendado ir a verlo —les aseguró.

—Es sorprendente que hasta ahora no se supiera que el rayo provocaba ceguera —opinó Huan rascándose la cabeza—. ¿Seguro que su visión no ha empeorado desde que lo contempló en Japón?

—Veo perfectamente, Huan —reiteró el capitán—. Sin embargo, tienes razón en una cosa: lo ocurrido anoche es sorprendente. ¿Desde cuándo un fenómeno atmosférico completamente inofensivo provoca ceguera a quien lo observa? Este artículo del periódico Le Matin de hoy me ha hecho reflexionar sobre el tema.

Les tendió el periódico a los chicos y aguardó a que lo hubieran leído detenidamente antes de añadir nada más. Se trataba de la misma portada que les había enseñado Claude Mathieu en clase. El llamativo titular, de enormes letras, destacaba en el centro de la página: «Tragedia en la playa de Nantes: los espectadores pierden la visión tras contemplar el rayo verde». Jules se detuvo unos segundos en releer el titular y luego pasó al resto de la noticia, que decía así:

Todo aquel que ayer contempló el fenómeno atmosférico conocido como rayo verde, o destello verde, ha amanecido hoy con una clara pérdida de las facultades visuales, es decir, prácticamente ciego. Los habitantes



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