Colegio maldito by Gabriel Korenfeld

Colegio maldito by Gabriel Korenfeld

autor:Gabriel Korenfeld [Korenfeld, Gabriel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Juvenile Fiction, Thrillers & Suspense
ISBN: 9789875042889
Google: u9_vDwAAQBAJ
editor: Quipu
publicado: 2020-06-19T23:00:00+00:00


Al día siguiente, Agustín se concentró en su compañera y descubrió cómo ubicaba la hoja ya escrita debajo de la que tenía en blanco. Durante la evaluación, Laura escribía cualquier cosa en los renglones de la primera hoja y cuando había que entregar la prueba, solo daba la que había llenado en su casa.

Agustín estaba sobrecargado de entusiasmo, su cerebro era un parque de diversiones, quería saber todo sobre esa bola de cristal: de dónde la había sacado, si podía ver cualquier cosa del futuro, qué otros poderes tenía, lo que fuera. Las preguntas se le amontonaban en la cabeza y quería tener las respuestas de inmediato. Por supuesto que no había podido pegar un ojo en toda la noche y tampoco había estudiado, pero no le importaba, había descubierto un nuevo y único objeto y nada podría ser más importante que eso.

En el recreo, Agustín se acercó a Laura que esperaba sentada en la escalera que sonara la campana.

—¿Qué tal, Laura? ¿Cómo estás?

Al ver a Agustín su cara pareció cobrar vida.

—Bien, ¿y vos? –la chica tenía una sonrisa radiante.

—Cansado… ¿Cómo te fue en el examen? –preguntó con ironía.

—Creo que bien… ¿A vos cómo te fue?

—Más o menos, al final no estudié mucho... –Agustín controlaba que no se acercara ningún compañero–. Te quería comentar que encontré un libro viejo de mi papá sobre la Revolución Francesa y pensé que lo podíamos incluir en el trabajo práctico, como hoy faltó la profesora, lo podemos entregar mañana mucho más completo.

—Claro, por supuesto –respondió ella sin poder disimular el entusiasmo–. ¿Querés que vaya a tu casa?

—En mi casa están mis hermanitos y no se puede hacer nada en paz –Agustín hizo una pausa y contraatacó–. Si no querés que vayamos a la tuya, lo podemos hacer en una plaza, no hay problema.

—No, no, hagámoslo en la mía que estamos más cómodos –se apresuró a decir ella.

—Bueno, dale, a la tarde voy, esta vez yo llevo galletitas.

—Bueno, está bien… –Laura se sintió feliz, podía caminar por las nubes, estaba segura de que Agustín había armado la inesperada reunión solo porque ella le gustaba.

Al sonar el timbre de salida, Agustín se metió en el baño y esperó que todos sus compañeros abandonaran el colegio. Luego se escabulló hasta la biblioteca y salió con un libro que hablaba sobre la Revolución Francesa.

A las cinco en punto de la tarde, el espía tocó el timbre de la escalofriante casa de Laura. En su mochila, tenía el libro que había sacado de la biblioteca y un paquete de galletitas de chocolate.

Su compañera le abrió la puerta y lo recibió con una espléndida sonrisa. Laura se había arreglado para la ocasión: se hizo un nuevo peinado, estrenó la remera que había comprado el sábado y se bañó con un exclusivo perfume. Agustín notó el cambio de inmediato, pero prefirió no hacer ningún comentario al respecto, su misión era adueñarse de la bola cristal como fuera y escapar con el fabuloso objeto.

—Hola, Laura.

—¿Cómo estás, Agustín?

—Bien, permiso –dijo al entrar.

Atravesaron el comedor y comenzaron a subir las escaleras.



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