Churchill . La biografía by Andrew Roberts

Churchill . La biografía by Andrew Roberts

autor:Andrew Roberts [Roberts, Andrew]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2017-12-31T16:00:00+00:00


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El 22 de junio, el mariscal Pétain rubricaba formalmente el armisticio con Alemania. Francia quedó partida en dos, con un gobierno francés, radicado en Vichy, que ejercía un cierto control sobre el sureste del país y gran parte del centro; y el dominio alemán de la zona septentrional, la región de París, parte del centro, y toda la costa occidental. El artículo 8 del Acuerdo del Armisticio afirmaba que la flota francesa quedaría desmovilizada y sujeta al control de Alemania o Italia. Churchill expresó su pesar y su sorpresa por los términos utilizados en la declaración oficial que se efectuó en esa fecha, y añadió: «En las medidas, de la índole que sean, que [el gobierno británico] pueda considerar adecuadas adoptar para garantizar la seguridad del imperio no faltarán ni la paciencia ni la determinación»[29]. Churchill contemplaba ya la posibilidad de que su antiguo aliado pudiera cooperar a uno de los más implacables ataques que Inglaterra hubiera sufrido en toda la historia de la guerra moderna. «Creo que es el hombre idóneo para el momento que vivimos», reconocerá Baldwin en privado ese día, aunque a continuación no puede evitar incurrir en la previsible crítica condescendiente: «Siempre tuve la sensación de que la guerra habría de ofrecerle su mejor oportunidad. Es una persona que se crece en esas circunstancias»[30]. Eric Seal, el principal secretario privado de Churchill, le dirá a Colville durante la comida que su jefe había cambiado mucho desde que asumiera el cargo de primer ministro. «Se ha serenado, se ha vuelto menos violento, menos exaltado, menos impetuoso…»[31] Seguía mostrándose no obstante extraordinariamente exigente con todos cuantos le rodeaban, ya que esperaba que estuvieran dispuestos a hacer lo que les pidiese de manera inmediata, fuera de día o de noche, y era perfectamente capaz de mostrarse brusco, e incluso grosero, cuando sus órdenes no se llevaban adecuadamente a la práctica.

Poco después, Churchill mantuvo una larga audiencia con el rey y la reina. Les dijo que el Richelieu, el más reciente acorazado francés, había largado amarras en Dakar, y que «su destino podía ser Plymouth o el puñetero fondo del mar». «[Winston] está furioso con Francia, —anota el monarca—. ¿Por qué habríamos de mostrarnos corteses con ese país después de cómo se ha comportado con nosotros? [Francia] ha roto su palabra, ha faltado a su compromiso de lealtad y ha dispersado por todas partes su flota. Y ahora nos encontramos solos en el mundo, aguardando… Nos esperan tres meses críticos, y después el invierno […]. [Churchill] me ha dicho también que el Gabinete de Guerra representa a los tres grandes partidos, pero que son uno solo, puesto que todos están a favor de presentar batalla.»[32]

Después, el rey y Churchill hablaron del duque de Windsor, que había partido de París, en compañía de su esposa, rumbo al sur de Francia, de camino a España. Churchill consideraba que podía tratarse de una decisión potencialmente catastrófica, ya que existía el riesgo de que el duque fuese capturado por los alemanes[33]. Si regresaba a Gran Bretaña, añadió, el duque se encontraría «con que aquí no tiene seguidores».



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