El hechizo del bosque by Cathryn de Bourgh

autor:Cathryn de Bourgh
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
publicado: 2015-12-14T23:00:00+00:00

Pasaron los días y Roselyn permanecía seria y pensativa.

En ocasiones Guillaume la llevaba a dar paseos por el vergel, pero no la tocaba, ni la besaba, conversaba con ella y la observaba en silencio. La joven estaba mal y él pensó que necesitaba un poco más de tiempo.

Su madre le había enviado el filtro con sus sirvientes y también un pergamino con algunos consejos. Debía darle el filtro en la primera luna llena de primavera. ¡Él no podía esperar tanto!

Entonces recordaba el terror de la joven y comprendía que debió escuchar a su madre mucho antes.

«Veréis que os mirará diferente, pero si palidece al besarla, no insistáis, recordad que esa joven os teme y os odiará eternamente si la forzáis a madurar en vuestro lecho».

Después de leer el pergamino, Guillaume lo arrojó furioso al fuego. Él sabría cuándo sería el momento, no era un estúpido. Ni que fuera un imbécil atolondrado. Ese maldito cura que no aparecía…

Etienne de Villaume compareció ante él, era su leal caballero y confiaba más en él que en esos primos revoltosos.

—¿Qué ocurre con el cura tonto, amigo mío? ¿Es que todavía no habéis podido traerlo al castillo?

El caballero parecía avergonzado.

—Me temo que no hemos podido traerle, monsieur de Hainaut. Se escabulló como rata antes de que pudiéramos atraparle, iba a avisaros pero…

—¿Es que lo habéis olvidado? Necesito un capellán para casarme —respondió el conde—. Traedlo de la ciudad, secuestrad al primer cura que encontréis, ahora.

El conde permaneció pensativo mientras observaba las cenizas del pergamino. Tenía en sus manos el filtro amoroso de la bruja Catherine, ¿pero podría confiar en que surtiera el efecto deseado? ¿Cómo sabía su madre que sufría desmayos su cautiva cuando intentaba un acercamiento íntimo? ¿Y si ese filtro tenía el efecto contrario? ¿Qué contendría ese líquido rojo y oscuro?

Sus ojos se concentraron en el fuego y de pronto supo qué contenía ese misterioso filtro: una flor roja para despertar el deseo y provocar la lujuria. No tenía sentido despertar la lujuria de una joven inmadura y virgen. Su madre debía de estar loca, ¿o acaso tenía planes secretos?

Le había enviado el frasco como muestra de amistad y buena voluntad, debía de estar como una fiera enjaulada en Nimes, siempre había odiado ese castillo gris y helado. Y no soportaba estar lejos de su bien amado primogénito, ella debía ser la dama de Hainaut y no Roselyn, por eso había intentado deshacerse de su cautiva. Podía volver a intentarlo en el futuro, mejor sería mantenerla lejos, encerrada y vigilada.

De pronto arrojó el frasco al fuego de la estufa de piedra y pensó que lo haría a su modo, sin la intervención de su madre. Estaba harto de que quisiera gobernarlo como si fuera un chiquillo. Él tenía sus propios planes… Conquistaría a la damisela de Tourenne, aunque tuviera que esperar más tiempo del que pensaba.

Abandonaba la estancia cuando oyó unas voces. Su primo Louis quería hablarle.

—Guillaume, tengo algo que pediros —dijo sin rodeos.

El conde lo miró, no estaba de humor y adivinó lo que iba a decirle mucho antes de que hablara.

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