Crimen en el Capitolio by Barbara Mikulski & amp; Marylouise Oates

Crimen en el Capitolio by Barbara Mikulski & amp; Marylouise Oates

autor:Barbara Mikulski & amp; Marylouise Oates
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Intriga
publicado: 1997-08-09T22:00:00+00:00


CARVER Y YO tomamos el Metroliner del mediodía, e hicimos el viaje leyendo los diarios y bebiendo café. Resolvió el crucigrama del New York Times con tinta. Eso me impresionó.

Luego nos encontramos con Nancy en la oficina. Ya había sacado el contenido de las cajas de expedientes de Amy y realizaba su propia reorganización.

—Ya revisé todo en busca de cualquier cosa que dijera YANKS. No encontré nada. Estoy convencida de que falta un disquete —explicó—. Es poco probable que una chica tan organizada como Amy no hubiera hecho un respaldo.

—Tal vez el respaldo está en su caja de disquetes y simplemente no sabemos cuál es el nombre correcto —me senté ante su terminal e introduje un disquete—. Todos hacemos etiquetados diferentes. Por ejemplo, en mi chequera siempre he anotado los gastos deducibles con las letras T—E—C—I. Eso significa "Toma esto, cobrador de impuestos".

Tanto Carver como Nancy me miraron con una expresion mezcla de lástima y molestia, pero yo comencé a meter discos en la computadora. Lo hice diecisiete veces antes de que la pantalla se iluminara con el título del informe: "De Amy Walker."

—¡Lotería! —grité, e imprimí tres copias.

El informe era sólo un borrador, pero estaba muy bien documentado, con citas de docenas de fuentes, que incluían varios boletines de los YANKS.

—No quiero parecer cínica, pero... ¿qué significan todas estas tonterías sobre misiones humanitarias y escuadrones paramilitares de patriotas voluntarios en busca de estadounidenses escondidos en las selvas del sudeste asiático? —Nancy leyó unas líneas con cierta afectación en la voz—. "Estos sobrevivientes del odio de Vietnam del Norte, que han regresado a su país como zombis con el cerebro lavado, están luchando por rehacer sus vidas." Si esto es lo que YANKS y grupos similares están haciendo creer al país, me sorprende que alguien les preste atención. Parece una tontería.

—Sí, pero tú conoces bien el tema. Este material está dirigido a la gente que quiere hacer algo por los desaparecidos en acción, y no sabe mucho al respecto —le dije.

Había descripciones de la vida actual de algunas aldeas así como citas bien seleccionadas de tres presidentes y varios senadores que sólo decían que deseaban que cualquier desaparecido en acción estuviera de regreso en suelo estadounidense. Al reunirlas con algunos encabezados sensacionalistas y declaraciones de ciertas "fuentes", el material cobraba sentido.

—¡Caramba! Pero escuche esto —exclamó Naney mientras leía su copia—: Amy encontró por lo menos una docena de quejas de personas que anteriormente habían dado dinero a la red YANKS.

—Las cartas parecen indicar claramente dos cosas —intervino Carver—. Por ejemplo, esta persona se queja de que dio cientos de dólares a YANKS, y luego descubrió que su dinero no fue entregado a las familias de los desaparecidos en acción, como se le aseguró, sino que se destinó a supuestas misiones humanitarias en el sudeste asiático. Las denuncias más recientes aseguran que YANKS ha estado violando la ley al no revelar que se trata de un grupo religioso. Esta mujer solicita que alguien revise su situación legal como organismo exento de impuestos.



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