BIZANCIO Y VENECIA by Giorgio Ravegnani

BIZANCIO Y VENECIA by Giorgio Ravegnani

autor:Giorgio Ravegnani
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788491140740
editor: A. Machado Libros
publicado: 2015-05-27T00:00:00+00:00


Capítulo III

La Cuarta Cruzada y el Imperio Latino

1. LA CONQUISTA DE CONSTANTINOPLA

La gran ocasión para resolver las tormentosas relaciones con Bizancio se presentó con motivo de la Cuarta Cruzada. Visto el clamoroso fracaso de la tercera, que acabó, de hecho, en nada, dejando Jerusalén en manos musulmanas, en 1198 el papa Inocencio III decidió convocar una nueva expedición. Su petición fue recogida en primera instancia por la nobleza francesa y flamenca, a las que pronto se unieron los nobles germanos y de la Italia septentrional. En esta ocasión no tomaron parte en la empresa reyes o emperadores, como sí sucedió en la precedente, sino sólo señores feudales de diversa importancia; su jefe reconocido fue el conde Tibaldo III de Champaña, que tomó oficialmente la cruz, junto a parte de la nobleza francesa, con ocasión de un torneo celebrado en Ecri sur Aisne en noviembre de 1198. La organización requirió mucho tiempo y el problema fundamental era hacerse con los barcos necesarios, de los que no disponían; dado lo impracticable del camino terrestre a través los Balcanes y Anatolia, se había optado por una expedición naval. Después de dos reuniones sucesivas en Soissons y Compiègne, se tomó la decisión de enviar en busca de un flota a seis plenipotenciarios entre los que se encontraba Godofredo deVillehardouin, mariscal de Champaña y futuro historiador de la cruzada. La delegación decidió dirigirse a Venecia, donde llegó a principios de febrero de 1201, siendo recibida con grandes honores por el dogo Enrique Dandolo. Los cruzados presentaron sus cartas credenciales y solicitaron al dogo que reuniera a su consejo para así poder exponer ante ellos el objetivo de su misión, cosa que el dogo aceptó pidiendo tres días de tiempo. Cuando llegó el momento se les convocó en el Palacio Ducal en presencia de Dandolo y de la signoria ; ante ellos expresaron su intención de dirigirse a Tierra Santa y la necesidad de hacerse con una flota. Dandolo pidió otros ocho días, y cuando éstos pasaron les recibió de nuevo en palacio para explicarles cuál era la oferta veneciana: un número de naves de transporte suficiente para trasladar a cuatro mil quinientos caballos y otros tantos caballeros, nueve mil escuderos y veinte mil soldados de infantería con sus correspondientes víveres para mantenerse durante un año a partir del 28 de junio de 1202, fecha fijada para la partida. El coste de la operación para los cruzados sería de ochenta y cinco mil marcos de plata según el peso de Colonia (o sea, cada marco igual a 229, 456 gramos); además, la república costearía con dinero de sus propias arcas cincuenta galeras de escolta, a condición, eso sí, de que la mitad de las posibles conquistas quedaran en manos venecianas. Los seis habrían de dar su respuesta al día siguiente y, después de haber sopesado la oferta durante la noche, manifestaron su acuerdo sin objeción alguna. Tal y como requería el procedimiento, se hacía necesaria la ratificación del tratado por parte, primero, de la Quarantia; en



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