Amos y Mazmorras X by Lena Valenti

Amos y Mazmorras X by Lena Valenti

autor:Lena Valenti [Valenti, Lena]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2018-06-30T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 10

Lake Forest Beach.

El Amo.

Hermes.

El Barquero.

Demasiados conceptos se aglutinaban en la cabeza de los dos, mientras volvían con la moto a la Villa de los Kumar.

Y una fecha. Un día. Una hora.

El sábado a las ocho.

Habían quedado con Joe que ellos esperarían en el club, se colarían antes para que él les metiera después en la partida, como parte de ese público misterioso que miraba a los jugadores. Y no irían solos. Tendrían refuerzos. Pero antes Karen debía hablar con su comisario sobre lo que estaba pasando y también con algunos de sus amigos, para ver si les podían echar una mano de algún modo. Aunque meterlos en algo así la hacía sentir culpable.

Por su parte, Lonan no estaba nada convencido de hacer partícipe a Karen en aquella emboscada. Pero se aseguraría de que los tres la protegieran bien. No la dejarían sola ni a sol ni a sombra.

Lo que más les urgía, y lo que les daría todas las respuestas que les faltaba era descubrir la identidad del Barquero. Él era la clave.

Hermes también era interesante, pues Joe aseguraba que sabía todo de todos, los puntos débiles, los defectos… pero era el Barquero quien lo organizaba. Y fue él quien dio la orden de llevar el cuerpo de Sandra al hotel Origin. ¿Por qué?

Y ahora, en silencio, con Joe controlado y bajo vigilancia, y a punto de hacer una redada el sábado, Karen se sentía en la obligación de dar cuenta al FBI, pero no a cualquiera, y menos de Nevada, sino a alguien de confianza. Tendría que mover a sus contactos con rapidez.

Cuando Lonan llegó a la Villa, bajó de la moto y esperó a que Karen hiciera lo mismo.

Ambos se quitaron los cascos y se miraron a los ojos.

—Ha sido un día muy movidito —le dijo Lonan.

—Sí.

—Pero, tal vez, tengas ganas de contarme lo de tu ataque de pánico… Quiero conocer tu historia. Tú sabes cosas de mí. Y yo sé muy poco de ti. Podemos cenar. Y lo que surja —se encogió de hombros.

—¿Tú y yo? ¿Solos? —se quería cerciorar de que no lo entendía mal.

—Tú y yo.

—Cenar.

—Sí. Pero con postre —se la comió con los ojos. No quería pensar demasiado en por qué su deseo hacia Karen era diferente de cualquier otro que hubiera sentido. Pero así era.

—¿Y qué ha pasado con tu necesidad? ¿Qué ha pasado con tus gustos? ¿Qué hacemos con tus hermanos?

—¿Ves que por ahora te haya pedido que nos acostemos los cuatro? ¿Lo he dicho en algún momento? —contestó algo ofendido—. Una maldición es algo que te maldice y te obliga a hacer cosas. Pero no quiere decir que no te apetezcan otras.

Ella quería creerle con todas sus fuerzas. Nada le gustaría más que pensar que Lonan la quería a ella sola. A nadie más. Sin amantes de por medio ni exparejas salidas. Ni hermanos.

—Pasa la noche aquí. Conmigo. Solo porque te apetece. No te exijas nada más —le recomendó Lonan—. Yo no voy a exigirte nada. Solo que nos hagamos compañía.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.