Amor & Tarot by Esteban López

autor:Esteban López [López, Esteban]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 1972-01-01T05:00:00+00:00

La luna

Joder con Baphomet no significó tanto para mí entonces como ahora. Consideré que le había dado una lección que se merecía. Mi raja me dolió unos días, pero no había aprendido nada. Seguía sin saber cómo había montado lo del cinco, pero había sido una buena broma que yo le había devuelto con la misma moneda. Chantal y Guy ya no se entendían bien con él, estaban hartos de sus ridículas extravagancias. También el teatrillo perdió su atractivo. Tenía la impresión de que esa desgana estaba relacionada de algún modo con mi intervención. Mucho más importante me pareció el hecho de nuestro acercamiento. Guy tuvo que renunciar a su reserva frente a Olivia y a mí. Con Olivia le resultó más fácil que conmigo, pero, en realidad, no había nada que oponer a su conducta. Nosotros, los hombres, no teníamos por qué eliminar en el acto nuestra suspicacia. Era lo más normal del mundo que folláramos con la mujer del otro y lo gozáramos juntos. Chantal se había preguntado en qué consistía la sensación de ser enculada y quería probarlo. Quería hacerlo conmigo, lo cual me sorprendió bastante, cuando, de hecho, el que tenía experiencia de esas cosas era Guy; pero eso no era razón para privarla de ese placer. Al cabo de cierto tiempo de práctica, funcionó perfectamente, y para nuestra mayor y mutua satisfacción. Luego, a Chantal se le ocurrió la idea de hacerse joder al mismo tiempo por dos hombres, por delante y por detrás, lo cual, al parecer, le gustó tanto que Olivia no paró hasta probarlo ella también con resultados igualmente estimulantes. Guy y yo no intentamos follarnos nunca. No me molestó, pero me llamó la atención. Por cierto, otra cosa también me llamó la atención. El descontento en mi trabajo contrastaba radicalmente con nuestras vivencias amorosas. Me aburría todo el día en la oficina, sin otra expectativa que la de subsistir y disponer de una libertad demasiado limitada. Era para mí un misterio el que me pagaran. Cuando Olivia volvió a ponerse pesada con que quería volver a trabajar, le propuse que lo hiciera por los dos. Al día siguiente, decidí despedirme, cosa que aceptaron de inmediato. Llegué a casa con un ramo de rosas. Primero, levantó la cabeza del fregadero con reparos, pero, cuando le desaté el delantal, le subí las faldas y la tendí sobre la mesa de la cocina, descubrió rápidamente que sólo ahora me tomaba la vida en serio. Sus protestas se perdieron entre risitas de júbilo. No bien transcurrida una semana, Olivia volvía a su trabajo anterior en el laboratorio y afirmaba adorar su trabajo. Después de follar, yo había fregado los platos, y cumplí con igual entrega con las demás tareas domésticas. Diego estaba encantado conmigo, y Olivia tenía la sensación de haber recuperado su libertad. Chantal le propuso a Guy hacer lo mismo, ya que así podría continuar sus estudios. Guy se oponía, apelaba a sus obligaciones como responsable y padre de familia. Chantal propuso un compromiso.

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