Amigas imperfectas by Elena Montagud

Amigas imperfectas by Elena Montagud

autor:Elena Montagud [Montagud, Elena]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-02-09T00:00:00+00:00


He visto hace un ratito que me llamaste. Feliz Año, Cris.

Ya no estás enfadada conmigo? Lo siento si te hice daño de algún modo.

No estoy enfadada, pero tus convicciones y las mías son distintas. Quizá a ti no te importan las etiquetas, pero yo no considero que sean tan malas. Estoy orgullosa de gritar que soy lesbiana. De cualquier modo, lo pasamos bien juntas. Cuídate, Cris.

A raíz de ese último mensaje, Cristina comenzó a dar vueltas al asunto y comprendió que no necesitaba gritar a la sociedad que era homosexual, pero al menos sí confesárselo a sus padres. Cada vez había más chicos y chicas que demostraban una gran valentía al salir del armario muy pronto, que no tenían ningún miedo de hacerlo saber a sus familias porque, al fin y al cabo, lo que deseaban era hacerse oír.

—Hola, hija —la saludó su padre con dos besos tras abrirle la puerta⁠—. Tu madre ha ido a Mercadona a comprar unas aceitunas para la ensaladilla.

—¿Cómo estáis?

—Recuperando la figura después de todas las comilonas de las fiestas —⁠bromeó el hombre al tiempo que se sentaba en el sofá. Posiblemente se fijó en que ella estaba un poco seria, porque le preguntó⁠—: ¿Todo bien?

—Sí, no te preocupes. Es que ayer me pasó algo chungo con un encargo y estoy un poco de bajón. —⁠Se encogió de hombros al reparar en la mirada preocupada de su padre⁠—. Enseguida se me pasa, en serio. Y no le digas nada a mamá. No me apetece que me largue un sermón.

—Puedo prestarte un poco de dinero…

—¿A escondidas? —terminó ella por el hombre⁠—. No quiero eso, papá. De verdad, no te preocupes. Me busco la vida. Esta Navidad me publicité más por las redes, haciendo ofertas…, y ha servido de algo, aunque un cliente me haya salido rana. Pero tengo más demanda.

—Te irá bien, hija. Siempre has sido valiente y has perseguido lo que querías. —⁠La animó él, y ella se sintió extraña al oír la palabra «valiente».

—A veces mamá me hace sentir que no tengo la vida resuelta en ningún aspecto —⁠reconoció al tiempo que suspiraba⁠—. Y ya tengo casi treinta años. A mi edad, vosotros llevabais trabajando en el negocio un montón de tiempo.

—Tu generación no es la nuestra, Cristina. Pasamos malos tiempos, claro que sí, pero era distinto. Yo seré muchas cosas, pero tonto no soy, y veo que a los jóvenes de hoy no os dan las oportunidades que merecéis. Sea como sea, estamos orgullosos de ti.

Cris guardó silencio y se toqueteó una pielecilla medio suelta de un dedo.

—¿Te apetece una cervecita mientras esperamos a tu madre?

—Eso no se pregunta —respondió con una sonrisa.

El hombre le dio unas palmaditas en el dorso de la mano y se levantó. Volvió de la cocina poco después con dos latas de cerveza y un cuenco con patatas fritas. Tras un largo trago, Cristina carraspeó.

—Aparte de para comer con vosotros, he venido por algo más —⁠dijo en un murmullo⁠—. Es algo relacionado con lo que quiero en la vida y con lo que soy.



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