Amante Vengado by J. R. Ward

Amante Vengado by J. R. Ward

autor:J. R. Ward [Ward, J. R.]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Erótico, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2009-04-28T04:00:00+00:00


36

L

a madre de Rehvenge hizo su tránsito al Ocaso a las once y once de la mañana.

Estaba rodeada de su hijo y su hija, su nieta dormida y su feroz yerno, y asistida por su querida doncella.

Fue una buena muerte. Una muerte muy buena. Cerró los ojos y, una hora después, jadeó un par de veces y dejó escapar una larga exhalación, como si su cuerpo estuviera suspirando con alivio, mientras su alma se liberaba de la jaula corporal. Y fue curioso… Nalla se despertó en ese momento y miró fijamente… no a su granhmen, sino por encima de la cama. Mientras sus manitas rechonchas se estiraban hacia arriba, sonrió e hizo un gorjeo, como si alguien acabara de acariciarle la mejilla.

Rehv se quedó mirando el cuerpo. Su madre siempre había creído que renacería en el Ocaso, pues las raíces de su fe se hundían en el rico terreno de su educación como Elegida. Rehv esperaba que eso fuera cierto. Quería creer que ella seguiría viviendo en alguna otra parte.

Esa esperanza lo único que aliviaba el dolor que sentía en el pecho, al menos en parte.

Cuando la doggen comenzó a llorar en voz baja, Bella abrazó a su hija y a Zsadist. Rehv se mantuvo aparte, sentado al pie de la cama y observando cómo el rostro de su madre se iba poniendo pálido.

Cuando sintió un hormigueo en las manos y los pies, recordó que el legado de su padre, al igual que el de su madre, siempre lo acompañaría.

Se puso en pie, les hizo una pequeña venia a todos y se retiró. En el baño que había a la salida de la habitación en la que solía alojarse, miró debajo del lavabo y se felicitó por haber tenido la precaución de esconder un par de ampollas de dopamina. Después de encender la luz del techo, se quitó el abrigo de piel y se bajó por los hombros la chaqueta Gucci. Cuando el resplandor rojizo que venía de arriba lo puso demasiado nervioso, porque pensó que la tensión de la muerte estaba estimulando su lado perverso, apagó la luz, abrió la ducha y esperó hasta que se levantara un manto de vapor antes de continuar.

Se tomó otro par de antibióticos mientras golpeaba el suelo con el zapato.

Cuando sintió que ya podía soportarlo, se enrolló la manga de la camisa y deliberadamente evitó mirarse al espejo. Después de llenar una jeringa, usó su cinturón Louis Vuitton para hacerse un torniquete alrededor del bíceps, tirando del cuero negro y apretándolo contra las costillas.

Cuando la aguja de acero se deslizó dentro de una de sus venas infectadas, apretó el émbolo…

—¿Qué estás haciendo?

La voz de su hermana lo hizo levantar la cabeza de inmediato. En el espejo, ella estaba observando fijamente la aguja que tenía en el brazo y esas venas rojas y podridas.

Lo primero que cruzó por su mente fue gritarle que se largara de ahí. Rehv no quería que ella viera lo que hacía, y no sólo porque eso lo obligaba a decir más mentiras.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.