A medianoche by Marcos Bueno

autor:Marcos Bueno [Bueno, Marcos]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fiction, Romance, Contemporary, LGBTQ+
ISBN: 9788413147932
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2023-06-21T22:00:00+00:00

En cuanto terminan los créditos finales y se encienden las luces, me apresuro a recoger mis cosas y a levantarme de la butaca para encaminarme hacia la salida. Sin embargo, somos demasiados y enseguida se forma un embudo en el que tengo que esperar unos minutos para poder abandonar la sala.

Entonces siento una presencia detrás de mí, y no me hace falta darme la vuelta para saber que está a punto de decirme algo.

—¿Te ha gustado?

«Dios, si me estás oyendo, ¿yo qué te he hecho para que me castigues así?».

—¿Cómo dices?

—La peli, que qué te ha parecido.

—¿Cómo que qué me ha parecido? Pues me ha gustado. Pero, vamos, que ya la había visto otras veces. Claro que… sigo sin comprender cómo Bella puede preferir a Edward antes que al hombre lobo. Pero eso ya es otro tema.

Robert se ríe. Eso me molesta, que haga cualquier tipo de gesto o ruido innecesario. Que me recuerde su existencia. Yo hoy solo quería tener una cita conmigo mismo.

Aunque este encuentro casual no sea una cita, de todas formas.

«Tú te entiendes, Leo, y con eso es suficiente».

—Yo creo que siempre puede sorprenderte —dice él, mirando hacia la salida—. Una película, cada vez que la ves de nuevo. La historia puede cobrar matices diferentes, y también los personajes. De primeras, podrías pensar que las decisiones que toman no tienen ningún sentido. Pero luego acabas juzgándolos menos.

Los dos abandonamos el cine y enseguida nos recibe una corriente de aire que me hace temblar. Cuando la marabunta de espectadores se escabulle en diferentes direcciones, me doy cuenta de que ambos seguimos ahí, el uno junto al otro, sin movernos hacia ninguna parte. Yo abro una aplicación y pido un taxi que, según mi teléfono, tardará alrededor de ocho minutos en llegar.

—¿Tienes frío? —le oigo decir a mi espalda.

—¿Se puede saber qué quieres, Robert?

Al volverme, veo cómo me observa en silencio. Y, en lugar de cuestionar mi evidente desprecio y mandarme directamente a la mierda, se desabrocha la cazadora vaquera y me la tiende sin más.

La prenda queda ahí, a medio camino entre los dos, dejando al descubierto sus brazos.

—Cógela. Tienes frío.

De primeras, me niego a aceptarla, aunque no anda desencaminado. Si no lo hago, en lugar de un taxi, va a acabar llevándome a casa el camión de los helados.

—¿Y tú? —pregunto, tentado ante su oferta.

—Sabes que vivo aquí al lado. —Se encoge de hombros—. Ya me la devolverás.

Uno tiene que saber cuándo tragarse el orgullo, y la verdad es que no me apetece nada pillar un resfriado. Prefiero que no parezca un gran dilema, algo resaltable o un gesto heroico, así que la acepto de forma natural y me la pongo al momento.

Su olor me embriaga por completo, como si fuera él mismo quien me tomara entre sus brazos. Sin percatarme, cierro los ojos y me permito recordarlo, dejando que esa sensación lata con fuerza a través de mi cuerpo: la seguridad que me otorgaba estar enredado en ellos, y el sonido de su corazón cuando acercaba mi cabeza a su pecho.

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