A ciegas by Noe Casado

A ciegas by Noe Casado

autor:Noe Casado [Casado, Noe]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2012-12-14T05:00:00+00:00


Capítulo 13

El primero en recuperar, más o menos, la capacidad de hablar fue Luke.

Se estiró junto a ella y le acarició la espalda, un gesto tierno y poco habitual en él, pero que surgió espontáneamente.

—¿Más? —preguntó él sonriendo y apartándole el pelo para besarla, ahora con suavidad, muy lejos de los besos devastadores y abrumadores a los que ella estaba acostumbrándose.

—¡¿Más?! —preguntó confundida. ¿Era posible?

Y Luke se rio.

—Por supuesto —aseveró todo ufano sin darse cuenta de que quizá él era el primer interesado en descansar.

Se volvió un instante para ocuparse de los detalles técnicos poscoitales que, si bien no son desagradables, sí le restan magia al momento.

Se deshizo del condón y, tras hacerle un nudo, lo dejó caer al suelo despreocupadamente para volver junto a ella, que no se había movido ni un milímetro.

Pasó una mano alrededor de su cintura y se pegó a ella. Le apartó el pelo revuelto del cuello y depositó un suave beso en su hombro.

Ella pareció reaccionar y se giró en sus brazos para mirarlo.

Con una tímida sonrisa le acarició el rostro, de esa forma suya tan pausada y él mantuvo el silencio.

Su sexto sentido debería estar advirtiéndolo de que esos momentos tan tiernos, que en otras ocasiones evitaba para no sucumbir a la tentación de decir alguna inconveniencia de la que luego debería desdecirse, o para que ellas no se hicieran falsas ilusiones, podían complicar mucho las cosas, pero no sintió aquella alarma interior que siempre se disparaba.

Luke prefirió apagar la luz y taparse ambos con el cobertor.

En muchas ocasiones era mejor guardar silencio, adelantar acontecimientos solo serviría para estropear algo que de momento no tenía nombre.

Dormir junto a un hombre con el que acabas de echar un polvo de esos que hasta hace poco creías que eran una simple leyenda urbana podía tener sus ventajas, como, por ejemplo, sentirse arropada no solo por las mantas, sino por un cuerpo caliente.

Recostada parcialmente sobre él, intentaba conciliar el sueño, se supone que queda muy romántico eso de dormir abrazados toda la noche, pero se apiadó de él y se apartó para que Luke liberase el brazo, pues al pobre hombre se le estaría quedando dormido.

Él se colocó de espaldas y ella se limitó a quedarse boca arriba, con las manos en el pecho. Normalmente se dice que son ellos los que corren a describir a sus amigotes sus andanzas sexuales, pero en ese caso ella hubiera deseado poder explicarle a alguien todo lo que había sentido y experimentado…

No con afán de presumir, sino para que otra mujer le dijera si eso era posible o simplemente para que la pellizcara y despertara de ese sueño.

Y pensar que, hasta no hace mucho, ella era incapaz de llevar a la práctica sus teorías…

Sonrió en la oscuridad. Está claro que las cosas pueden dar un giro de ciento ochenta grados en apenas tres días.

Pero ahora, aunque la sensación de bienestar continuaba, la euforia iba descendiendo y tenía que empezar, ya que iba a tardar en dormirse, a pensar en el día después.



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