Zen y artes marciales by Taisen Deshimaru

Zen y artes marciales by Taisen Deshimaru

autor:Taisen Deshimaru [Deshimaru, Taisen]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Deportes y juegos, Espiritualidad, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 2012-08-23T04:00:00+00:00


Soltar presa

En el Budo la noción de sutemi es muy importante, Sute: abandono, Mi: cuerpo. Esto significa pues “arrojar el cuerpo, abandonar el cuerpo”. Esto es verdad no solamente en el kárate, sino también en el Kendo, en el Judo y en todas las artes marciales.

En Kendo existen numerosas escuelas, En Kendo todo es sutemi, acción de abandonar el cuerpo. La primera escuela se llama Tai Chai Ryu. Tai: el cuerpo, Chai: abandonar, renunciar. Después, tenemos Mu Nen Ryu. Mu: negativo. Nen: conciencia, abandonar la conciencia y Mu Shin Ryu; Shin: espíritu, por lo tanto abandonar el espíritu. Mu Gen Ryu: combatir sin ojos, abandonar los ojos. Mu Te Ki Ryu: sin enemigo. Mu To Ryu: sin espada. Shijin Ryu: se trata de Shin, el verdadero espíritu. Ten Shin Ryu; Ten: cielo, espíritu cósmico. Existen muchas escuelas pero todas tienen en común el sutemi; la acción de abandonar, de renunciar al cuerpo, olvidar el ego, solamente seguir el sistema cósmico. Se abandona los apegos, los deseos personales, el ego. Se dirige el ego objetivamente. Aunque se caiga no importa dónde, no hay que tener miedo, ni estar ansioso. Hay que concentrarse “aquí y ahora”, no economizar energías: “todo debe provenir de aquí y ahora”. Hay que mover el cuerpo naturalmente, automáticamente, inconscientemente, sin conciencia personal. Mientras que si utilizamos nuestro pensamiento, acción y comportamiento se vuelven lentos, dudosos. Surgen preguntas, el espíritu se agota, la conciencia vacila como una llama agitada por el viento.

En el Budo, la conciencia y la acción deben estar siempre en unidad. Al principio en el aikido, en el kendo… se repite el wasa, las técnicas, y los kata, las formas. Se repite sin cesar durante dos o tres años. Por eso, los kata y los wasa, formas y técnicas, se convierten en un hábito. Al comienzo para practicarlo hay que servirse de la conciencia personal. Lo mismo sucede para tocar el piano, el tambor o la conciencia, sin apego, sin servirse de los principios. Se puede tocar naturalmente, automáticamente. Es posible crear algo fresco por esta sabiduría. De la misma manera sucede en vuestra vida cotidiana Esto es el Zen, el espíritu de la Vía.

Las grandes obras de arte han sido creadas más allá de la técnica. En el mundo de la tecnología y la ciencia, los grandes descubrimientos superan los principios y las técnicas. No estar atado más que a una idea, a una categoría, a un sistema de valores, es una concepción falsa, contraria a las leyes de la vida y de la Vía. De la idea a la acción se debe obtener la verdadera libertad. En zazen, tanto al principio como al final, la postura es lo más importante, porque todo nuestro ser se encuentra en ella, en totalidad.

En el Zen, como en el Budo, se debe encontrar la unidad directa con la verdad auténtica del cosmos. Hay que pensar más allá de la conciencia personal, con todo nuestro cuerpo entero y no solamente con el cerebro. Pensar con todo el cuerpo.

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