Vivir en Marte by Martha Riva Palacio

Vivir en Marte by Martha Riva Palacio

autor:Martha Riva Palacio [VENTIMIGLIA, MARTHA RIVA PALACIO OBÓN Y PAULA]
La lengua: eng
Format: epub
editor: Planetalector México
publicado: 2021-11-17T20:23:57+00:00


Parque-baldío. Mina y Leo miran el cielo sobre el pasamanos.

Se miran sonriendo. Sus rostros están cerca, se van juntando más. El pasamanos comienza a vibrar.

Leo y Mina parecen estar a punto de darse un beso, pero el pasamanos se sacude cada vez con más fuerza y los interrumpe en el momento justo. Se oye el estruendo de un cohete.

La vibración aumenta, los chicos se aferran al pasamanos, gritan.

Sale humo de la base del juego. ¡Ignición!

El pasamanos transformado en nave despega y sale de la órbita terrestre. Leo y Mina flotan agarrados a la nave. Contemplan la Tierra, la luna y… Marte que se ve cada vez más cerca.

Aterriza el pasamanos-nave en el planeta rojo. Al fondo, silueta de ciudades marcianas. Los chicos miran el mundo a su alrededor. Es el atardecer.

Leo oye un ruido, se aleja y se olvida de Mina, que intentaba detenerlo. Leo sigue el sonido, cruza un pueblo marciano abandonado. Llega hasta un muelle que da al cauce seco de un río. Los botes yacen de lado entre el polvo.

Una chica, ligeramente más alta, imponente princesa marciana, mira hacia el horizonte. El sonido parece provenir de ella.

La reina marciana voltea, en ella reconocemos a Mina.

—¿Qué haces aquí, terrícola?

—Tú me llamaste, te oí cantar en mi cabeza.

—Aun así, no debiste venir.

—Pero…

—¡¿Cómo te atreves a interrumpirme?! También yo he escuchado esa canción en mi cabeza, humano, y tampoco debí hacerle caso. La escuché por primera vez hace mucho, cuando aún teníamos ríos y todavía podíamos bailar en este muelle durante el verano. Pensé que esa canción era mi regalo de cumpleaños, pero me equivoqué. ¡Mira a tu alrededor! Cuando ustedes llegaron, se acabó la música y empezaron las enfermedades.

—¡Yo acabo de llegar!

—¡Eso no cambia nada! ¡Mira nuestro mundo en ruinas! Ustedes no pueden tener nada bello, todo lo destruyen. Los pocos que sobrevivimos, nos convertiremos también en polvo…

—¡Pero yo no quiero eso!

—¿Y qué vas a hacer, humano? Si eres invisible. Ni los tuyos saben que existes…

—¡¡¡Oye!!!

—¡Te dije que no me interrumpieras! Sólo por eso, te convertiré en mutante…

—¡¿Qué?!

—¡¡¡DIJE QUE MUTANTE!!!

—Pero… ¡ARRRGGGGHHHH!

—¡Así está mejor!

—Arrrrggghh…

—Tampoco es que hayas cambiado mucho.

—¡Arrrrghhhhhh!

—Pues es la verdad.

—¿Arrrggghhh?

—¿Que dónde están los humanos que llegaron a Marte? ¡Murieron hace mucho y no te diré cómo!

—¡¡¡¡Argggghhhh!!!!

—¡Ellos se lo buscaron!

—¡¡¡¡¡AARRGGGGGGGHHHH!!!!!

—¡Ya no protestes y escucha! ¡He decidido que serás un mutante para siempre! Y llegará un día en el que vendrán otros humanos y el polvo terminará de borrar nuestras ciudades y canciones, pero tú… ¡seguirás vagando entre las dunas para siempre! Tú serás el último marciano.

Leo, convertido en mutante marciano gruñe. La reina sonríe complacida y desaparece.

Leo-mutante vaga por Marte. A lo largo de un monólogo continuo de gruñidos, va descubriendo el placer de ser monstruo hasta olvidarse de su condición.

—¡¡¡¡Argggghhhh!!!! Argggghhhh, argggghhhh… ¿Argggghhhh? ¡Argggghhhh! Argggghhhh, aaaaaaaaaarrrrgggghhhhhhh, arrrrggggghhhhhh, arrrrghh, aaaaaaaaaaaaarrrrrrrrr ggggggggggggggggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh.



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