Visto y no visto by Peter Burke

Visto y no visto by Peter Burke

autor:Peter Burke [Burke, Peter]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Arte, Ciencias sociales, Comunicación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2000-12-31T16:00:00+00:00


En otras palabras, cuando se produce un encuentro entre culturas distintas, lo más probable es que las imágenes que una hace de otra sean estereotipadas. El término «estereotipo» (originalmente la plancha a partir de la cual se grababa una estampa), al igual que la palabra clisé (término utilizado originariamente en francés para designar dicha plancha) constituye un recordatorio muy eficaz de los vínculos existentes entre imagen visual e imagen mental. El estereotipo puede no ser completamente falso, pero a menudo exagera determinados elementos de la realidad y omite otros. El estereotipo puede ser más o menos cruel, más o menos violento, pero, en cualquier caso, carece necesariamente de matices, pues el mismo modelo se aplica a situaciones culturales que difieren considerablemente unas de otras. Se ha observado, por ejemplo, que las imágenes europeas de los indios americanos eran a menudo compuestas, utilizando rasgos de indios de otras regiones para crear una imagen global simple.

Resulta difícil analizar esas imágenes sin utilizar el concepto de «mirada», término nuevo tomado del psicoanalista francés Jacques Lacan (1901-1981), para designar lo que antes se habría llamado «punto de vista». Tanto si nos referimos a las intenciones de los artistas como a la forma en que distintos grupos de espectadores miran la obra de éstos, resulta conveniente pensar en términos, por ejemplo, de mirada occidental, mirada científica, mirada colonial, mirada turística o mirada de hombre (vid. infra pp. 171 ss.).[1] La mirada a menudo expresa una actitud mental de la que el espectador puede no ser consciente, tanto si sobre el otro se proyectan odios, como temores o deseos. La interpretación psicoanalítica de las imágenes —método que estudiaremos con más detalle en el Capítulo X— tiene en las imágenes de los extraños, tanto en el propio país como fuera de él, uno de los apoyos más fuertes.

Algunos de esos estereotipos son positivos, como en el caso del «salvaje noble», expresión usada en 1672 por el poeta y dramaturgo inglés John Dryden. Se trataba de una imagen clásica, resucitada durante el siglo XVI y desarrollada al mismo tiempo que la contraria, es decir, la del caníbal. Las imágenes, entre ellas las xilografías incluidas en la Historia de un viaje al Brasil (1578), del misionero protestante francés Jean de Léry, se encargarían de ilustrar este concepto. El momento culminante de la idea del salvaje noble sería el siglo XVIII. Fue en esta época cuando, por ejemplo, empezó a pensarse que la cultura de Tahití era una reliquia de la Edad de Oro. En particular los habitantes de la Patagonia y de la Polinesia fueron vistos por los viajeros europeos a través del prisma de la tradición clásica como «ejemplares modernos de la vida austera y virtuosa que llevaban en la época clásica pueblos tales como los espartanos o los escitas».[2]

Por desgracia, la mayoría de los estereotipos de los otros —el de los judíos según los gentiles, los musulmanes según los cristianos, los negros según los blancos, la gente de pueblo según la gente de ciudad, los militares según los civiles, las mujeres según los hombres, etc.



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