Viaje a un extraño infinito by Burton Hare

Viaje a un extraño infinito by Burton Hare

autor:Burton Hare
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia ficción, Novela
publicado: 1974-10-31T23:00:00+00:00


CAPITULO VIII

Una masa parda se deslizaba de roca en roca hacia el caído.

Era tan grande como un caimán de la tierra, pero su cuerpo parecía la coraza de un tanque, y brillaba con tonos opacos.

Su cabezota era una verdadera pesadilla, prolongada por las curvas tenazas de sus mandíbulas. Semejante, en cierto modo, a las voraces tijeretas de los campos, aquella monstruosidad era lo más horrible que viera, desde que estaban en ese mundo de seres espeluznantes.

Jane exclamó:

—¿Qué sucede, Clin?

—¡No te muevas y sujeta al perro!

Atrapó el arco de un zarpazo, y cargó una flecha.

La bestia estaba a pocas yardas del inconsciente salvaje.

Tensó el arco, y esta vez sí apuntó cuidadosamente, temeroso de fallar el tiro. Las mandíbulas erizadas de afilados dientes de sierra se abrían y cerraban constantemente.

Disparó, y la flecha se hundió en aquella brillante coraza.

La bestia se retorció violentamente, pero sin detenerse.

Frenéticamente, Parker disparó otra flecha, que también dio en el blanco, obligando al monstruo a dar una vuelta sobre sí mismo. Las flechas se rompieron cuando rodó a un lado, pero, con una monstruosa contracción, volvió a colocarse sobre sus robustas patas y, ahora con un torpe salto, se lanzó sobre su víctima.

Las tenazas apresaron el cuerpo inerte por la mitad. Sonó un nauseabundo chasquido, y el desgraciado quedó partido por la mitad como si hubiera sido una masa de blanda mantequilla. Parker le vio aún cómo boqueaba, cómo sus ojos se desorbitaban, y luego la vida escapó de él, con el torrente sucio y rojo que brotó del cuerpo cercenado.

Sintió tentaciones de echarse a gritar, de vomitar, de estar a mil millas de distancia...

La bestia parecía husmear la sangre. Parker, enloquecido, disparó una flecha tras otra contra aquella cosa sin nombre, acribillándola cuando ya hundía sus mandíbulas en el cuerpo muerto.

Al fin, erizada de flechas, la bestia cayó de costado. El vientre rojizo se agitaba atravesado por las flechas, y soltaba un líquido espeso, nauseabundo.

Parker se volvió de espaldas, se deslizó por las rocas y fue a reunirse con Jane.

Esta se asustó, al ver su rostro pálido y desencajado.

—¿Qué ha pasado, Clin? —balbució.

—Mejor que lo ignores. Y vámonos de aquí.

La llevó dando un rodeo hasta un lugar desde el que no pudiera ver el espeluznante espectáculo. Entonces emprendieron la marcha,.y ahora él mantenía los ojos atentos a la menor señal de peligro.

De pronto, gruñó:

—Nunca debimos abandonar nuestro valle, junto al río...

—Pero ¿y papá, y Conway?

—Sí, claro...

—Pero, Clin, ¿qué es lo que viste, que te impresionó de ese modo?

El sacudió la cabeza y no replicó.

Avanzaron varías millas, antes de detenerse a descansar.

Todo lo que les rodeaba tenía tintes sombríos, hostiles. El más leve rumor hacía que Parker diera un salto y vigilara a su alrededor, con la pistola amartillada.

Así un día y otro, y una noche y otra más, descansando el tiempo justo para reponer fuerzas. Ignoraban qué distancia habían recorrido, pero controlaban los días, según su concepto del tiempo, guiándose por los relojes. Apenas encontraban nada de caza, y el hambre comenzaba a acuciarles, y la sed, mientras el páramo desolado por el que se movían no parecía tener fin.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.