La sombra de la reina by E. K. Johnston

La sombra de la reina by E. K. Johnston

autor:E. K. Johnston [Johnston, E. K.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción, Fantástico
editor: ePubLibre
publicado: 2019-10-13T16:00:00+00:00


CAPÍTULO 13

La Senadora Amidala llevaba un vestido de un rojo tan oscuro que parecía negro. Las mangas eran largas y casi llegaban al suelo cuando caminaba, y el collar de ornato tenía cientos de pequeñas cuentas de oro enhebradas. Llevaba el cabello recogido en docenas de trenzas, y cada una formaba un bucle apretado que se mantenía con pasadores en la parte baja de la nuca. De ellas surgían tres círculos de metal entrelazados, sobre los que se habían tejido hilos iridiscentes en telarañas de brillo tenue. Cuando se daba vuelta y la luz caía sobre los pliegues de la tela, el escarlata y el carmesí brillaban desde el interior, pero si se le miraba deprisa, no se notaba nada de eso, aunque en realidad nadie miraba a la Senadora Amidala deprisa.

Cuando ella y sus acompañantes bajaron los amplios y alargados escalones, todas las cabezas voltearon en su dirección. Padmé respiró profundamente. Si iban a mirar, haría que fuera en sus propios términos. Se aseguró de reflejar cada rayo de luz en el ángulo correcto, desplazándose con lentitud mientras la falda de aspecto pesado rozaba alrededor de los pies. En realidad no le estorbaba mucho (el diseño de Naboo era demasiado bueno para eso), pero parecía lo contrario, lo que la hacía ver más poderosa en el momento.

Encontró a Mon Mothma entre la multitud. Había una sonrisa de satisfacción en el rostro de la chandrilana cuando todas las grabadoras en los jardines se dieron vuelta para seguir la entrada de Padmé.

«Le mostraré», pensó Padmé. «Le mostraré lo que podemos hacer juntas».

Fueron escoltados por uno de los asistentes de Mon Mothma (quien, mientras tanto, los revisó discretamente), hasta un asiento a plena vista de cada terraza, donde podrían refrescarse antes de mezclarse con los demás. Versé fue despachada con su orden de bebidas. Regresó después de unos momentos con un pequeño droide detrás, mismo que de inmediato vertió una copa de vino Toniray en la orilla del vestido de Amidala. La senadora se retiró al tocador con dos de sus ayudantes y un guardia, pero no antes de tranquilizar con gracia al muy alarmado droide de protocolo, que vino a ver de qué se trataba todo ese ruido. Versé ya había reprogramado al droide de servicio y lo envió lejos.

Dormé había hecho un trabajo increíble, y dos veces esta noche, además. Había practicado en Cordé durante una semana, recortando el tiempo que le tomaba aplicar el maquillaje y construir el peinado, hasta que logró hacer todo en menos de diez minutos. Cuando ella, Padmé y Sabé se encerraron en el tocador después de obtener el permiso de seguridad, Dormé pudo haber hecho el cambio completo hasta dormida.

—Das miedo —le había murmurado Typho en el oído cuando la senadora, la doncella y la guardia salieron y se reintegraron a la fiesta.

—Lo sé —afirmó Dormé—. Esa es una de las razones por las que te agrado tanto.

La gala se celebró en uno de los jardines públicos de los pisos superiores de Coruscant. De



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