Una pista en las tinieblas by Baynard Kendrick

Una pista en las tinieblas by Baynard Kendrick

autor:Baynard Kendrick [Kendrick, Baynard]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 1957-01-14T16:00:00+00:00


* * *

Davis y Archer llegaron antes de las diez, poco después que Cappo le hubo servido el desayuno al capitán. Trajeron con ellos a dos hombres que Maclain no había esperado: el teniente Schlesinger, el técnico en electricidad de la policía, y el detective Keun, del Destacamento del Barrio Chino.

Estaban sentados cuando, sin que esto sorprendiese mucho al capitán, apareció Arnold Cameron.

—Simplemente estoy husmeando —anunció alegremente cuando Cappo lo hizo entrar—. Pocas veces se ha visto semejante galaxia de genios. ¡Vaya, vaya!

Mona y Dan Bartlett llegaron pocos minutos después. Cappo abrió las ventanas de par en par cuando Archer sacó un cigarro.

—Anoche usted me pasó un buen dato, capitán, aunque haya tenido demasiadas ínfulas —el sargento se tomó su tiempo para encender el cigarro. Maclain tosió delicadamente—. Envié inmediatamente dos hombres al Hotel Tyrone …

—Pero no atrapó a Smith —intervino Cameron.

—Se había ido antes de que me llamase el capitán, pero no con tanta prisa como para olvidarse de limpiar todos los muebles. A menos que viviese con los guantes puestos. Sólo encontramos tres huellas.

—¿Huellas dactilares? —preguntó Maclain, irguiéndose en la silla.

—Sí —dijo Archer—. Tengo en venta un pequeño equipo para detectives privados. Contiene polvo para revelar impresiones digitales y cerraduras por las cuales espiar.

—Oh, termine con eso —exclamó el inspector—. Esta mañana hice comparar las impresiones digitales con las de los archivos de Washington y con las de nuestros ficheros. Por lo que hemos averiguado Smith no tiene prontuario aquí ni en el F.B.I.

—Pero los empleados dieron una buena descripción de él —manifestó Dan Bartlett.

Cameron sacó del bolsillo un retrato hecho con lapicera y tinta y se lo entregó a Mona.

—La señorita Clark es la única que vió una foto de él —les explicó a los otros—. Nuestro dibujante se reunió esta mañana a primera hora en el Departamento Central con los técnicos del laboratorio. Esto es lo que resultó. ¿Qué le parece?

—Asombroso —dijo Mona, después de observarlo durante algunos segundos.

—Hicimos sacar varias copias —explicó Davis—. Archer y yo se las mostramos a los empleado del hotel antes de venir aquí.

Le pasó el retrato a Dan.

—¿Qué dijeron los empleados, inspector? —preguntó Mona.

Bartlett meneó la cabeza y le pasó el dibujo a Cameron.

—Sin embargo es indudable que él me conocía. Me esquivaba como si yo hubiese tenido viruela. Naturalmente cuando estoy en el hotel paso la mayor parte del tiempo en mi departamento.

—¿Y su pista, sargento? —preguntó el capitán.

—Mis hombres encontraron el taxi que lo recogió frente al Tyrone. El taxi lo llevó al Hotel Waldorf.

—¿Y cuáles son sus planes para el momento, Davis? —preguntó el capitán—. ¿Cómo seguirá su trabajo?

—Pregúnteselo al señor Cameron —respondió Davis, sacando un escarbadientes del bolsillo—. Smith es su presa. Naturalmente, nosotros cooperaremos al máximo, pero en lo que respecta a Smith preferiríamos dejarle la iniciativa a Cameron.

—Este Breitmeyer también nos pertenece —afirmó Cameron—, pero después del crimen de anoche también es un candidato para ustedes. ¿Buscaste micrófonos en este departamento, Maclain?

—Nadie sabía que vendríamos aquí, señor —manifestó Cappo—. Pero yo me preocupo cuando el capitán se preocupa.



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