Una noche loca (Spanish Edition) by Liah Jones

Una noche loca (Spanish Edition) by Liah Jones

autor:Liah Jones [Jones, Liah]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2019-11-04T06:00:00+00:00


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- Déjame, déjame, ¿quieres?… Anda, no seas loco.

- Loco sí, loco por ti muñeca –solos en el ascensor y la mano subiéndome y bajando descontrolada por el vestido tratando de llevarla por debajo del mismo.

Evidentemente no se lo permití o al menos así traté de hacerlo. Al fin y al cabo una es una señora y tampoco iba a ponérselo tan fácil como si de una vulgar fulana fuera el caso.

Como digo subimos en el ascensor, comiéndonos y metiéndonos mano como supongo haría Julia con el atractivo negro camino de su habitación. Las dos nos encontrábamos tan ardientes y dispuestas a lo que fuera con tal de pasar una noche de pasión, acompañadas por aquel par de guapos muchachos. Los compañeros y la fiesta de la empresa quedaban a esas horas tan lejanos…

Ambas pensábamos, al menos así era seguro en mi caso, en pegar un buen polvo sin reparar en nada más. El jovencito estaba para comérselo y aparecía bien fogoso y dispuesto a lo que fuera. Al menos así me lo había hecho saber antes de subir.

- Vamos a otro sitio más tranquilo. Estás buenísima, quiero follarte –sin cortarse un pelo, de ese modo me lo dijo, a lo que yo solo reía dejándome llevar.

Oportunidades tan claras como esa y estando lejos de casa no se pueden desaprovechar, de manera que para allá nos fuimos, entre besos y risas, sin casi darnos tiempo a marcar el botón de la planta de destino. Tuvimos que recomponernos como pudimos al encontrarnos una joven pareja nada más abrirse la puerta del ascensor. Riendo nerviosa, di las buenas noches escapando con mi chico a la carrera. Pasillo adelante y entre risas escuché a la joven quejarse por nuestra indecencia y procacidad, pero ya nada me importaba más que llegar lo antes posible a la habitación.

Llevándole pegado a la espalda al fin llegamos. Contra la pared me hizo caer, besándonos y comiéndonos con suavidad y sin prisas. Besándonos, morreándonos y con las manos notándolas resbalar el vestido. Gimiendo, jadeando uno y otro deseosos de nuevos besos y caricias. Como digo y contra la pared, me dejaba amar por mi joven acompañante. Apretándome con fuerza al empotrarme con ansiedad y rudeza. Me comía los labios, me los mordía descontrolado hasta que, por suerte y con todas mis fuerzas, conseguí quitármelo de encima.

- Con cuidado muchachito, no seas tan grosero y violento. ¿Es que no te han enseñado a comportarte con una señorita? Poco a poco, no tenemos prisa alguna.

- Perdón, perdón –el joven todavía fuera de sí y buscando entender lo que le decía.

- Despacio, ámame nene, no seas brusco y disfrútalo –reclamé con voz cariñosa al tomarle de la camisa atrayéndole hacia mí.

Así le atrapé la cabeza volviendo a besarnos con lentitud y en silencio. Los labios posados en los del otro y con mis manos en sus brazos apretándolos con avidez y energía crecientes. Paso a paso fuimos tomando mayor interés por el otro, haciendo los besos más cálidos y sensuales. Rozándome con el bigote y la barba, sentía su boca rasparme la fina y tersa piel junto a los labios.



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