Una isla para esconderte by Elena Moreno Scheredre

autor:Elena Moreno Scheredre [Moreno Scheredre, Elena]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-05-16T00:00:00+00:00

El cuaderno de Lorenzo

Termina el mes de abril. Los días se alargan y la isla empieza a recibir a los que vuelven. El tiempo es más apacible, lo que me permite retomar mis viejas costumbres.

He llamado a Vincent para comunicarle que levanto la cautela y recupero mi vida. «Todo en orden en París. Intento ponerme en contacto con el señor Marlai. Al menos ya sabe que deseo encontrarme con él en tu nombre», me ha dejado caer.

Vincent quería saber si tengo pensado regresar a París, o viajar a cualquier otro lugar. La respuesta ha salido de mi interior sin un atisbo de duda. No tengo nada que hacer en París, salvo pasear por mi casa y reconocer los rincones donde ha transcurrido mi vida. Uno lleva el equipaje consigo. He superado este invierno sobreviviendo entre mis recuerdos como un pez en el agua. Mi subterránea existencia me ha mostrado lugares de mí mismo que desconocía. Del miedo inicial he pasado a arrojar luz sobre mis errores, pero el miedo volverá y prefiero recibirlo aquí.

No falta mucho para que Eva y Julia vengan a la isla. Mis días recuperarán el presente, me aliviará dejar atrás esta pegajosa nostalgia en la que estoy inmerso.

No he nombrado a mi querida Julie. Sé que no lo he hecho porque llevé muy mal su ausencia. Tampoco hablo demasiado de Erika por la misma razón. No soy un hombre que posea armas para enfrentarse a los duelos. Julie Brandon, una mujer eficiente, discreta y con una amabilidad que iba más allá de la bondad, era mi ayudante. La contraté hace más de veinte años, cuando ella, divorciada y con dos hijos, intentaba sobrevivir después de que la empresa de importación donde trabajaba cerrara sus puertas. Era la hermana de un joyero al que conocía y fue una bendición que me ofreciera sus servicios. Julie trabajaba desde Londres y tan solo nos veíamos cuando yo iba allí. Me informaba puntualmente de todo lo que creía que pudiera interesarme. No existía subasta, herencia o colección por importante o banal que fuera de la que ella no tuviera noticias. Al menos una o dos veces al mes y gracias a Eurostar, ese tren de alta velocidad que me permite salir de París para llegar dos horas y media más tarde a Londres, nos encontrábamos.

Julie llevó toda mi vida administrativa con tal eficacia que prácticamente olvidé su complejidad. Murió hace tres años, y cuando escribo esto me doy cuenta de que muchas cosas trascendentes en mi vida ocurrieron hace tres años… La recuerdo cada vez que abro un ordenador, quizá porque, antes de morir, ella me suscribió a todas esas newsletters de las que ella se alimentaba. «Lorenzo, no se olvide de revisar el correo, se lo ruego».

Hoy he ido a por el correo y me he sentado a revisarlo en una mesa de Es Glop. En el móvil tenía varios avisos de subastas, esas únicas tentaciones que me pellizcan el ánimo. Hace meses que derivo a mis clientes hacia Danielle Walewski, una profesional discreta y con un sexto sentido imprescindible en nuestro oficio.

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