Un sueño by Amado Nervo

Un sueño by Amado Nervo

autor:Amado Nervo [Nervo, Amado]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Roman
publicado: 1906-05-08T23:00:00+00:00


Capítulo 5

Domenikos Theotokopulos

A las dos, en efecto, y cuando Lope y Mencía habían concluido su sencilla pitanza, volvió Gaetano con ánimo de llevarse a Lope.

-No le retengáis mucho -dijo Mencía al italiano-. La tarde será calurosa; si volviese a tiempo, holgaría de pasear con él.

-Tarde obscurece ahora -respondió Gaetano-. A las cinco le tendréis de regreso.

Mencía despidió con tiernísima mirada a su esposo y fuese a continuar su bordado, mientras los dos jóvenes se alejaban cogidos del brazo.

Cuando llegaron a la casa del Greco, éste comía aún, en una gran pieza, donde en cierta confusión había telas y muebles de bella y rara apariencia. Veíanse por todas partes bocetos y dibujos, entre ellos algunos del Tiziano; bronces y mármoles mutilados, de Grecia y Roma; varios paisajes del Archipiélago, especialmente de la isla de Candía; copias en yeso de monumentos antiguos, entre ellas una admirable reducción de la Acrópolis; medallas, madejas talladas, etc.

El Greco y un caballero, principal a juzgar por el acicalamiento y belleza del traje, daban fin a suculenta comida, que cuatro músicos amenizaban, desde un ángulo de la vasta pieza, tañendo bien acordados instrumentos.

Era el pintor muy joven aún: de treinta y dos a treinta y cinco años representaba apenas, no obstante los asomos de calvicie, que habían despoblado ya y ensanchado su frente. Llevaba la barba no muy espesa y terminada en punta, la cual alargaba aún más su rostro, ya largo de suyo. Su nariz era de aguileño corte, aunque quizá un poco grande; sus ojos no muy brillantes ni expresivos, y sus orejas algo desproporcionadas. Hablaba en italiano a su amigo, con voz áspera y parecía referirle con animación una historia.

En el mismo idioma saludole Gaetano, añadiendo algunas palabras lisonjeras para presentarle a Lope, quien, un poco intimidado, se mantenía a cierta distancia.

-Sentaos, don Lope -dijo sin ceremonia alguna el Greco, en el peor español del mundo y con el más detestable de los acentos. Y señalando al caballero que con él comía, el cual representaba poco más o menos su edad, y que con una simple inclinación de cabeza había respondido al saludo de Lope y de Gaetano, agregó, dirigiéndose primero:

-Mirad bien a este caballero y decid si os place su retrato -Y le indicaba en un caballete cercano, un lienzo, empezado, como los otros, numerosos, que se veían por todas partes.

En él, el caballero aparecía de pie y de frente, con la mano izquierda, larga y espatulada, apoyándose sobre el pecho, separados el pulgar, el índice y el dedo meñique, y unidos los otros dos en esa elegante disposición tan cara a los viejos maestros. La barba, negra y puntiaguda también, caía con cierta austeridad sobre su gola blanca, y sus ojos tranquilos parecían ver, sin mirar, un punto lejano. Al lado izquierdo, abocetado aún, se percibía el puño de su acero.

-Admirable es el lienzo -exclamó sinceramente Lope.

-¿Os gusta, eh? Pues a vos también he de retrataros un día -respondió, visiblemente complacido, el pintor.

-¿Sabéis, Gaetano, que vuestro amigo tiene una fisonomía interesante? -agregó-.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.