Un lugar escondido by Robyn Carr

autor:Robyn Carr
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2015-04-29T22:00:00+00:00

Leslie contestó al teléfono de su mesa.

—Construcciones Haggerty, le atiende Leslie.

—Leslie, soy Greg. Tenemos que hablar.

Contuvo la respiración.

—¿Ha muerto alguien? —preguntó enérgicamente.

—¡No, claro que no!

—¿Has decidido darme la parte que me corresponde del dinero que escondiste mientras nos estábamos divorciando?

—¡No! Quiero decir que yo no…

—Entonces no tenemos nada de qué hablar.

—¡Leslie! ¡Espera! Escucha, he estado hablando con tus padres.

Se quedó callada un momento.

—¿De qué?

—Fui a verles para preguntarles por ti. Me han dicho que estás saliendo con alguien. Convendría que habláramos de ello.

—Muy bien, escucha —contestó tajantemente—. No es asunto tuyo con quién salga yo, y no quiero que molestes a mis padres. ¡No les caes bien!

—No seas ridícula —repuso Greg—. Son muy amables conmigo.

—¡Porque son personas amables! Más vale que les dejes en paz o… o… o mando a Paul a por ti.

—¡Cuidado con ese genio, Leslie! No hay por qué ponerse tan desafiante. Escúchame solo un segundo. Estoy aquí, en Virgin River, en el bar del pueblo, y no pienso marcharme hasta que te vea. He pensado que preferirías que nos viéramos en un lugar público, así te sentirás menos amenazada…

—¿Que yo me sentiré menos amenazada? —soltó una carcajada—. ¡No digas chorradas, Greg! ¿Es que crees que un lugar público no me atreveré a hacerte nada? Pierdes el tiempo. No voy a verme contigo. No tenemos nada de qué hablar.

—Si no vienes, averiguaré dónde vives e iré a buscarte a tu casa. En serio, no pienso marcharme sin verte. Tenemos que hablar de ese hombre con el que estás…

Leslie desconectó el teléfono inalámbrico.

—Maldita sea —masculló.

Se preguntó cómo podía haber estado casada con él tanto tiempo sin darse cuenta de lo idiota que era. Tal vez, se dijo, le había estado poniendo alguna droga en el té durante los años de su matrimonio.

No quería verlo, ni hablar con él. Pero le daba un poco de miedo que, si no iba al bar de Jack, Greg le complicara la vida en Virgin River. No quería que interfiriera en su relación con Conner. Era verdaderamente feliz por primera vez desde hacía mucho tiempo. Golpeó varias veces con el teléfono sobre la mesa, maldiciendo.

Paul apareció enseguida en su puerta.

—¿Algún problema?

Agarró su bolso y sus llaves.

—Tengo que salir, Paul —miró su reloj—. Es tarde. Hoy ya no voy a volver. Mañana vendré más temprano…

—No hace falta. ¿Ocurre algo?

—Ese hombre me está sacando de quicio —respondió.

—¿Conner?

—No, por favor. Conner es un sol. Es perfecto. Greg Adams.

—¿Qué ha hecho ahora?

—Está esperándome donde Jack. Por lo visto mis padres le han dicho que estoy saliendo con alguien y quiere que hablemos de ello.

—¿Por qué?

—No tengo ni la menor idea, pero ha amenazado con esperarme hasta que me presente o se presentará en mi casa. Más vale que vaya antes de que el bar se llene de gente y tengamos público.

Paul se apartó para dejarla pasar.

—¿Quieres que te acompañe?

—No seas tonto, Paul. Puedo con él.

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