Un largo sábado by George Steiner

Un largo sábado by George Steiner

autor:George Steiner [Steiner, George]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias sociales, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 2013-12-31T16:00:00+00:00


Un gran actor es el mejor de los críticos, o un gran director de teatro, un Peter Brook, por ejemplo. Ellos son los maestros de la exégesis shakesperiana, no los profesores. Y la dimensión dramática, la problemática de lo efímero que plantea el cine, nada de eso habría asustado lo más mínimo a Shakespeare. Se habría quedado muy sorprendido ante las veinticinco mil ediciones de sus obras.

Todo cambia, todo cambia… pero no en la literatura. Todo cambia el día en que Beethoven dice: «Soy Beethoven». Shakespeare nunca dijo: «Soy Shakespeare»; puede que fuera el último en enterarse. ¡Mejor para él! No estaba al corriente. Beethoven sabe que es Beethoven. El surgimiento de la persona creatis, del titán que crea a partir de su genio privado interior, es tardío: llega con el romanticismo. Y después del romanticismo resulta muy difícil, en mi opinión, comprender ciertas obras cumbre que podrían ser anónimas. «¿Homero existió o no?», es una pregunta sin ningún interés.

La obra está ahí y Shakespeare se sentiría muy feliz y muy emocionado si supiera que parte de sus obras ha perdurado; no por ser el genio universal. Ya con Mozart es difícil pronunciarse, y planteo esta cuestión: «¿Qué pensaba Mozart sobre Mozart?». No lo sabemos. Una vez que aparece Beethoven, la figura del genio, del titán, como se le llamaba, empieza a imponerse. No hay más que ir a París para ver el Balzac de Rodin. Esa estatua asombrosa es inconcebible antes del descubrimiento moderno de la personalidad del gigantesco Prometeo. No tenemos un buen monumento de Shakespeare, además; no hay ni una buena estatua de Shakespeare. Y nadie se cree que los dos retratos que se consideran auténticos sean verdaderos. No sabemos qué aspecto tenía, no tenemos ni idea. Es fascinante, pero es más o menos el último momento en el que fue posible el anonimato de una gran obra.

Decimos y repetimos que la obra literaria o estética es única. No lo sé, no estoy seguro. Es probable. No podemos imaginar otro Rimbaud, otro Mallarmé. Una vez que estamos en la modernidad, con toda su neurosis creativa, con el grito de Rimbaud («yo es otro»), ya no podemos afirmar, como el científico: «Si no lo consigo mañana, llegará otro que hará mi descubrimiento». En las ciencias, la colectividad es una gran suerte. Uno puede ser un científico realmente mediocre —y créame que los hay—, pero si está en un buen equipo el ascensor sube, la cinta transportadora sube, y lo arrastran. Tal vez el lunes que viene sabremos algo que no sabemos este lunes. La flecha se dirige hacia el futuro. En nuestro caso, por el contrario, el 90 por ciento de lo que enseñamos pertenece al pasado.



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