Un hombre de ensueño by Christine Rimmer

autor:Christine Rimmer
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 1997-08-31T22:00:00+00:00

Capítulo 7

Llegaron cuando Adora estaba sola. Tiff se había marchado a pasar la tarde a casa de una amiga y la última clienta del salón había cancelado su cita en el último momento. Adora estaba bajando las persianas cuando vio como el Cadillac Deville de Bob se acercaba a su edificio.

Al ver el coche la aprensión le provocó una ligera sensación de náusea. Al mismo tiempo se recordó a sí misma que tenía treinta y cinco años y ya era lo bastante mayor como para no agobiarse con la idea de tener que enfrentarse con su madre.

Pero la verdad era que sí que se agobiaba. Y mucho.

Adora cerró con llave la puerta principal y apagó las luces. Después, tras respirar profundamente y prometerse a sí misma que no se iba a dejar influenciar por su madre, se dispuso a ir a su encuentro.

Su madre estaba saliendo del coche cuando llegó Adora.

—¡Adora, cariño! —le dijo, tendiendo los brazos.

Adora se dejó abrazar y después Lottie la apartó lo suficiente como para poderla contemplar a gusto. Adora miró aquellos ojos verdes tan parecidos a los suyos y pensó que se estaba viendo a sí misma dentro de treinta años.

Además de haber heredado los ojos de su madre, tenía la misma forma ovalada de cara y la boca igual de grande. La gente solía decir que su madre era guapa y siempre añadían que ella era su vivo retrato.

Adora lo tomaba como un mero cumplido y trataba de no darle mayor importancia, aunque la realidad era que la ponía un poco nerviosa. Quería a su madre, pero no deseaba ser como ella. Quería tener su propia personalidad, que no la compararan con nadie.

Lottie la estaba mirando con ojo crítico.

—Pareces cansada. Agotada más bien.

Adora siguió sonriendo.

—Estoy bien, mamá. De verdad.

La gente llevaba tres días diciéndole lo guapa que se la veía últimamente, pero para Lottie tenía mala cara.

—Bueno, ¿cómo está la novia? —le dijo Bob, mientras sacaba el equipaje del coche.

Adora se separó de su madre para acercarse a Bob, y, de puntillas darle un beso en la mejilla.

—Estoy bien, muy bien. —Bob le había caído bien desde que empezara salir con su madre—. Déjame ayudarte con las maletas.

—No, puedo apañármelas solo. Lleva el neceser de Lottie, si quieres.

Subieron las escaleras que daban al apartamento, con Adora a la cabeza y Lottie alabó la nueva decoración que había realizado su hija en la cocina y el salón desde su última visita.

A Bob, que era el propietario del edificio también le gustó mucho. Como le cobraba un alquiler muy bajo, Adora trataba de compensarlo haciendo mejoras en la casa.

—Estás revalorizando mi propiedad —le dijo, encantado con lo que veía.

—Estáis en vuestra casa —les dijo al llegar a la habitación de invitados—. Poneos cómodos que más tarde iremos a cenar a casa de Jed y así podréis conocerlos un poco más a él y a Tiffany. Ahora descansad y…

Pero Lottie ya estaba empujando a su marido hacia la sala de estar.

—Bob, cariño, vete a ver la televisión un poco que quiero hablar a solas con Adora —se apretó contra su marido y le dio un beso.

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