Un espía impecable by Owen Matthews

autor:Owen Matthews [Matthews, Owen]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2018-12-31T16:00:00+00:00

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Había otra razón para que Hitler no se sintiera muy inclinado a confiar en Japón como un baluarte eficaz contra Rusia. Las tropas japonesas estaban luchando de nuevo contra los soviéticos en una sección árida de la frontera soviético-mongola, y no puede decirse que las cosas les fueran muy bien. El «incidente de Nomonhan», conocido en Rusia como la batalla de Jaljin Gol, fue un conflicto limitado y un poco estrambótico que tendría profundas consecuencias para el resultado final de la segunda guerra mundial.

Se inició el 11 de mayo de 1939, cuando un destacamento de caballería de la prosoviética República Popular de Mongolia penetró en un área reclamada por Japón y una unidad de caballería del Ejército de Kwantung obligó a retroceder a los entre treinta y noventa jinetes que formaban el destacamento. Dos días después, los mongoles regresaron, pero lo hicieron en mayor número y con el apoyo de tropas soviéticas, enviadas a la región en virtud del pacto de asistencia mutua que Moscú y Ulán Bator habían alcanzado en 1936, un acuerdo que estipulaba que los soviéticos ayudarían a su vecino a defenderse de cualquier agresión, lo que de hecho extendía la frontera defensiva de la URSS hasta los límites meridionales y orientales de Mongolia. La fuerza conjunta soviético-mongola derrotó al regimiento de reconocimiento de la 23.ª División de Infantería del Ejército de Kwantung que había sido enviada para repelerla, que sufrió ciento dos bajas.

Tras ese pequeño enfrentamiento inicial, el incidente se agravó con rapidez a medida que los soviéticos y los japoneses fueron enviando más y más tropas, e incluso aviones, a la desolada región. En junio de 1939, el Ejército de Kwantung había desplegado allí a unos treinta mil hombres, mientras que el mando soviético del Lejano Oriente movilizó al más capaz de sus comandantes, el Komkor (teniente general). Gueorgui Zhúkov, al frente de una fuerza de infantería motorizada. Los oponentes se situaron uno frente al otro en una zona de arenas movedizas y quebradas infestada de mosquitos alrededor del río Jaljin.

Lo que hace que el incidente de Nomonhan sea particularmente curioso es que, tras la humillación sufrida el año anterior en Changkufeng, el alto mando japonés se oponía con firmeza a ir de nuevo a la guerra contra la Unión Soviética. En las primeras semanas del incidente, Tokio se encontraba en las etapas finales de las delicadas negociaciones del Pacto de Acero con los nazis. Y para el Estado Mayor japonés era claro que el Ejército de Kwantung carecía de los recursos necesarios para hacer frente al ejército soviético, mucho más poderoso. Había transcurrido un año desde la deserción de Liushkov, y era casi seguro que las debilidades operativas y políticas que este revelara con tanto gusto habían sido ya enmendadas. Desde el comienzo del conflicto, los generales japoneses fueron conscientes de que, mientras la mayor parte del ejército japonés siguiera estando ocupado en China, una guerra contra los soviéticos solo podía tener como consecuencia una derrota deshonrosa.

El incidente de Nomonhan fue, en

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