Turbas by Juan Soria Palacios

Turbas by Juan Soria Palacios

autor:Juan Soria Palacios [Soria Palacios, Juan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2023-06-15T00:00:00+00:00


—XIII—

Amaneció. Los primeros rayos de sol dibujaron siluetas en el horizonte. Al frente el monte que corona el barrio de San Antón, a la izquierda se perfilaba la portada plateresca del Hospital de Santiago y a la derecha se alzaba altiva la torre del Salvador.

Al llegar al puente de la Trinidad giraron a la derecha para iniciar la subida precediendo al reo camino del patíbulo. La turba la inició vibrante, orgullosa y apasionada. No en vano su Jesús, el señor de la madrugada, estaba en la calle. Al llegar a ese punto del camino no son pocos los turbos a los que se les encoge el corazón. En la primera curva, frente al edificio de Palafox —una construcción del siglo XVIII que se apoya en la vieja muralla medieval—, hay instalada una obra del escultor José Luis Martínez Saiz (artista conquense que tiene el taller en el paseo del Júcar —junto al barrio de San Antón—). El monumento lo componen siete figuras en acero (cuatro tambores y tres clarines) que representan a una familia de turbos.

Al llegar, la turba se fue agrupando en torno al grupo escultórico hasta que llegó el Jesús del Salvador. A tenor de las lágrimas que se podían observar en los ojos de algunos turbos y turbas, debía de ser un momento muy especial. Lo traían a buen ritmo, bailándolo. «Que lo bailen, que lo bailen». Cuando llegó el paso, los banceros lo acomodaron de tal forma que la vista del Jesús se dirigiera al centro de la obra. La percusión enmudeció y gimieron los clarines sin disonancias más dulces que nunca.

El camino hacia la crucifixión continuó con seriedad y sentimiento. Poco antes de llegar a la segunda curva, la que los mayores denominan como «la curva de la Audiencia», una mano golpeó el hombro de la inspectora Oramas. Era Antonio.

—Perdona, pero es que te quiero presentar a un Pantaleón.

Se llamaba Emilio Torrecilla. Era un mocetón que, según manifestó, tenía sesenta y cuatro años, aunque aparentaba menos. Alto, muy fuerte, anchas espaldas, sonreía sin cesar. Su rostro lo cruzaba un espeso bigote y las gafas le daban un toque de suavidad. La línea de pelo se había retirado un tanto dejando una frente bastante ancha. Su pelo era abundante, sin fisuras y sin apenas canas. Sus primeras palabras fueron para agradecerle el esfuerzo realizado para que pudieran haber llegado hasta donde estaban. Oramas volvió a quitar importancia al asunto y dijo que todo se ha podido parar gracias a la colaboración ciudadana.

—Para mí es un gran placer poder conocer a un Pantaleón. Y si es el número 1, como anuncia en ese brazalete, todavía más.

Se refería a uno que lucía en su brazo izquierdo cosido a la túnica.

—Esta es la túnica con la que mi padre salía en las Turbas —respondió con cierta vanidad—. Mi padre fue nombrado por la Hermandad del Jesús del Salvador como jefe encargado de las Turbas en abril de 1971. Según ese nombramiento todos los inscritos en las Turbas debían acatar sus órdenes.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.