Todos tus nombres by Fernando García Pañeda

autor:Fernando García Pañeda [Pañeda, Fernando García]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Suma de Letras
publicado: 2018-03-07T23:00:00+00:00

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3 de agosto

Aunque sale con premura de las oficinas del ministerio en la calle de Serrano esquina con la de Ayala, Alphonse se fija en un tipo atocinado con un fino bigote, traje marrón y sombrero, al que, por los gestos, un policía parece estar dando explicaciones sobre alguna dirección. Le sigue observando con atención al pasar a poca distancia, sin que el sujeto parezca atento más que a las palabras del agente.

Alphonse sigue por Ayala y cruza la avenida del Generalísimo, pero no dobla en Amador de los Ríos como sería lo lógico, sino que prosigue por Fernando el Santo para acceder luego a Zurbano; al doblar la esquina ladea casi imperceptiblemente la cabeza para comprobar que le sigue a cierta distancia el tipo con sombrero. A la altura del número 10 ve abierto un portal en el que se adentra.

El tipo gordo, tras dudar un momento, también entra en el portal y se ve sorprendido por una patada en el bajo vientre y un golpe en la nuca según cae al suelo, que le deja aturdido. Alphonse le extrae la americana a medias, de modo que el otro no pueda mover los brazos y le registra: encuentra una pistola Astra y una cartera en la que aparece una placa metálica con un escudo nacional y el lema «Dirección General de Seguridad». Le arroja encima la pistola y hace lo mismo con la cartera después de insertar un billete de cien.

—Espero que esto te ayude a olvidar quién te ha asaltado. Te pillaron de improviso, ¿entendido? Pero, como por casualidad te acuerdes, te juro que te romperé los cojones a patadas antes de volarte la cabeza. —Le arrea otra patada y termina—: Esto que te sirva de recordatorio.

Sale del portal. Comprueba que no le siguen. Dobla en la calle Orfila y vuelve a comprobar que nadie le sigue. Continúa a paso rápido hasta Monte Esquinza y realiza la misma operación. Luego emboca Alcalá Galiano y se detiene ante el portal del número 4. Vigila con cuidado la calle: nadie a la vista. Abre la puerta con una llave previamente extraída de un bolsillo de la chaqueta y sube hasta la quinta planta.

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