The Horus Heresy nº 4954 La perdición del lobo (Warhammer The Horus Heresy) (Spanish Edition) by Varios Autores

The Horus Heresy nº 4954 La perdición del lobo (Warhammer The Horus Heresy) (Spanish Edition) by Varios Autores

autor:Varios Autores
La lengua: spa
Format: azw3
ISBN: 9788445011690
editor: Minotauro
publicado: 2022-02-02T00:00:00+00:00


TRECE

La corte del Erlking

Dentro, el salón era tan sórdido como cualquier vivienda humana. La luz brillante se desvaneció en cuanto Russ atravesó las puertas y entró en la única estancia. Dos hileras de postes delineaban un gran espacio central, con pasillos en sombra a cada lado. Una gran pila de carbones sobre un bloque de piedra en el centro crepitaba con las llamas que morían con lentitud. Las antorchas, en monturas de hierro unidas a los postes, proporcionaban una luz inconstante que apenas aumentaba el resplandor rojo del hogar.

La habitación estaba llena de hombres lobunos tan grandes como legionarios.

Había cientos de ellos sentados en una mesa, comiendo esplendorosos asados que olían a carne humana y bebiendo mjod agrio en copas de plomo. Hileras de espaldas peludas encorvadas sobre sus comidas. Muchos llevaban arneses de cuero, y, unos cuantos, cotas de malla. Sus armas estaban juntas en ordenadas pilas cónicas al final de cada mesa, enormes y brutales, aunque seguramente aquellos hombres no necesitaban armas: sus dientes y garras bastarían para matar a un gran oso blanco.

Un olor a perrera asaltó la nariz de Russ. El hedor era similar al del Aett en una reunión de la Grandes Compañías, pero mucho más fuerte y con un elusivo aroma a enfermedad, como de animales confinados demasiado tiempo que hubieran enfermado por ello.

Al final de la sala había una tarima sobre la que se encontraba otra mesa, colocada de forma transversal. En un salón de hombres, el espacio tras aquella mesa alta estaría lleno de habitaciones separadas para albergar al jarl y a su familia, pero aquel no era un salón humano y no había habitaciones. El suelo era de hielo, no tierra cubierta de juncos. No había herramientas domésticas ni utensilios, ni tejidos para bloquear el frío, ni pieles sobre las que descansar. Había huesos roídos apilados allí donde, en el Verso, los niños se sentarían a escuchar las historias de sus mayores. Las paredes estaban cubiertas de marcas de garras. No había comodidad en este aett del Subuniverso, solo carne, hielo y fuego.

El rey de este lugar era un gran lobo negro, más grande que todos los demás, tan enorme que apenas cabía en su trono, y se apoyaba sobre la mesa como si estuviera a punto de lanzarla con rabia. Ignoró al primarca, pues conversaba con sus hermanos entre bocados de carne ensangrentada. Sobre el tablón que se encontraba entre él y sus guerreros había un largo plato de madera. Ya casi no quedaba nada en él, pero el animal que proporcionaba su carne a este señor era evidente por los finos huesos de dedos pelados y apilados sobre la madera, y por la forma larga y plana del cuerpo.

Frente a la mesa yacía un lobo dormido de la clase más común, aunque era gigantesco incluso para los estándares de Fenris. Como todos los demás allí presentes, su figura era imprecisa, como compuesta de sombra y no de carne.

Lo único artesanal de la sala era una gran lanza colgada de forma horizontal en la pared detrás del rey mediante un par de soportes de hierro.



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