Teckla by Steven Burst

Teckla by Steven Burst

autor:Steven Burst [Burst, Steven]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: - Divers
publicado: 0101-01-01T00:00:00+00:00


9

«... y embetunar»

Pasé despierto toda la noche y paseé por el barrio. No estaba del todo chiflado, como antes, pero supongo que tampoco me comportaba con plena racionalidad. Intenté ser cauto y no me atacaron. Morrolan se puso en contacto psiónico conmigo en algún momento, pero afirmó que no era importante cuando pregunté el motivo, y no averigüé qué quería. Al cabo de unas horas me calmé un poco. Pensé en volver a casa, pero me di cuenta de que no quería ir y encontrar una casa vacía. Después comprendí que tampoco quería volver a casa y encontrar a Cawti esperándome.

Me senté en un klava que estaba abierto toda la noche y bebí klava hasta que mis riñones suplicaron misericordia. Cuando la luz del día empezó a filtrarse entre la bruma rojo anaranjada que los dragaeranos consideran el cielo, aún no tenía sueño. Comí un par de huevos de gallina en un local que no conocía, y luego volví a la oficina, lo cual me ganó que Melestav enarcara una ceja.

Inspeccioné la oficina y me aseguré de que todo funcionaba como era debido. Una vez, mucho tiempo antes, había dejado la oficina en manos de Kragar durante unos días, y la había convertido en un desastre, desde el punto de vista organizativo, pero daba la impresión de que había aprendido desde entonces. Había un par de notas avisando de que algunas personas querían verme por asuntos de negocios, pero no eran urgentes, de modo que decidí aparcarlas. Después me lo pensé mejor y las pasé a Melestav, con instrucciones de que Kragar las investigara un poco mas. Cuando alguien quiere verte (y alguien desea tu cabeza), puede que sea una celada. Sólo para satisfacer vuestra curiosidad, ambas eran legítimas.

Me habría ido a dormir, pero todavía estaba demasiado excitado. Bajé al laboratorio, me quité la capa y el justillo, y limpié el lugar, algo necesario desde hacía tiempo. Tiré todos los carbones viejos, barrí y hasta saqué el polvo, que me hizo toser un poco.

Volví arriba, me duché y abandoné el edificio. Loiosh me precedió, y procedimos con mucha cautela. Regresé poco a poco hacia Adrilankha Sur, sin descuidar la vigilancia. Era antes de mediodía.

Me pare a comer en un local que detestaba a los orientales, a los jheregs, o a ambos. Cocieron demasiado el kethna, el vino no estaba frío y el servicio era lento, incluso un poco grosero. No podía hacer gran cosa porque estaba fuera de mi zona, pero les di una lección: di una propina generosa al camarero y pagué de más por la comida. Que hicieran cábalas.

A medida que me acercaba a Adrilankha Sur por Ruedaderecha, empecé a percibir cierta tensión y exaltación en las caras con las que me cruzaba. Sí. Aquellos orientales estaban preparando algo. Vi a un par de Guardias del Fénix que caminaban a buen paso en mi misma dirección, y procuré pasar desapercibido hasta que desaparecieron.

Me detuve a un par de manzanas de Carpintería para estudiar la situación. En aquel punto,



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