Te daría el sol (Spanish Edition) by Jandy Nelson

Te daría el sol (Spanish Edition) by Jandy Nelson

autor:Jandy Nelson [Nelson, Jandy]
La lengua: spa
Format: azw3
editor: ALFAGUARA INFANTIL
publicado: 2015-04-01T00:00:00+00:00


Nos encaminamos a una esquina del estudio, donde se yergue un estrado con una silla encima. Estoy mareada… No le había contado a nadie lo que le acabo de revelar a Guillermo, ni siquiera a la psicóloga de la EAC. Menos mal que no quería que me tomase por una pobre huerfanita…

Oscar, enfundado en la bata azul, aguarda sentado, leyendo, con los pies apoyados en el estrado. El libro parece de texto, pero lo cierra con demasiada rapidez como para que yo pueda deducir la materia.

Guillermo acerca otra silla y me ordena por gestos que me siente.

—Ossscar es mi modelo favorito —dice—. No sé si se fijó, pero tiene una cara rarísima. Dios andaba tomado el día que lo creó. Un poco de esto, un poco de aquello; un ojo café, otro verde; boca torcida, nariz desviada; sonrisa de lunático, dientes mellados; una cicatriz por aquí, otra por allá… Es un rompecabezas.

Oscar responde a la chanza moviendo la cabeza de lado a lado.

—Pensaba que no creías en Dios —arguye.

Por cierto, estoy en pleno ataque de pánico provocado por un pene.

En la clase de Dibujo al Natural de la EAC suelo ser inmune a los penes pero no ahora mismo, no señor.

—No me entendió bien, pues, parcero —replica Guillermo—. Yo creo en todo.

Oscar se desprende de la bata.

—Yo también. No os podéis ni imaginar las cosas en las que llego a creer —intervengo en tono frenético. Quiero unirme a su cháchara para no quedarme mirando ya sabéis qué. Demasiado tarde. Ay, puñetero Clark Gable; ¿qué ha dicho hace un rato sobre un dinosaurio al que llamó Godzilla?

—Di una —me desafía Oscar. ¡Ja! ¡No pienso decirte lo que estoy pensando!—. Dinos una sola cosa en la que creas, CJ, que no nos podamos ni imaginar.

—Vale —accedo mientras intento recuperar un mínimo aire de dignidad y madurez—. Creo que si un chico le da una naranja a una chica, su amor por él se multiplicará —no he podido resistirme.

Se ríe a carcajadas, destrozando así la postura en la que Guillermo acaba de colocarlo.

—Bah, pues claro que me lo imaginaba. Tengo pruebas fehacientes de que crees eso a pies juntillas.

Guillermo golpetea en el suelo con el pie, impaciente. Oscar me guiña un ojo y yo noto un vuelco en el estómago, como si bajara en ascensor a toda prisa.

—Continuará —promete.

Continuará…

Un momento. ¿Quién es Sophia? ¿Su hermana pequeña? ¿Su tía abuela? ¿La fontanera?

—Apuntes rápidos, CJ —me ordena Guillermo, y nuevos haces de fibras nerviosas vibran en mi interior. Luego, a Oscar—: Cambie de posición cada tres minutos.

Se sienta a mi lado en una silla y empieza a dibujar. Soy consciente de cómo su mano vuela por la página; noto una corriente de aire. Inspiro hondo y me dispongo a hacer lo mismo mientras me prometo a mí misma que todo irá bien. Transcurren unos cinco minutos. La nueva pose de Oscar es alucinante. Con la columna arqueada y la cabeza colgando hacia atrás.

—Va usted muy lento —me dice Guillermo en voz baja.

Intento dibujar más deprisa.

El



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